Oposición chilena condiciona diálogo al cambio de Constitución
Crisis en chile. En busca de una salida a las violentas protestas que se iniciaron el 18 de octubre, la oposición pide dejar a un lado carta magna heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.
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AFP y EFE
El Gobierno chileno se reunió este jueves con la oposición para buscar una salida consensuada a la inédita crisis social que vive el país, que ha dejado 20 muertos en el país y un panorama sombrío en Santiago, pero la cita no convenció a los partidos de la izquierda.
La mayor crisis que enfrenta Chile desde el retorno a la democracia llevó al presidente Sebastián Piñera a cancelar el miércoles el encuentro de líderes del foro económico APEC y la cumbre del clima de la ONU COP25, a celebrarse en pocas semanas en Santiago. La decisión tuvo gran impacto en las actividades del turismo y el comercio, ya golpeadas por casi dos semanas de manifestaciones, varias de ellas muy violentas.
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España ofreció acoger en Madrid la próxima cumbre de cambio climático COP25. Santiago esperaba 25.000 activistas, junto con la activista Greta Thunberg. El presidente Sebastián Piñera informó que comunicó a las máximas autoridades de la ONU para que se materialice la cumbre en Madrid.
En tanto, ayer, se llevó a cabo una reunión entre el Ejecutivo y representantes de la oposición.
A diferencia del primer encuentro organizado tres días después del estallido de la crisis, el viernes 18 de octubre, el gobierno de Piñera no excluyó a ningún partido con representación en el Parlamento, incluido el Partido Comunista, que sin embargo no concurrió a la cita en el palacio presidencial, donde también fueron citados los partidos oficialistas.
Punto clave
Una nueva Constitución, que reemplace la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), señalada como origen de las inequidades y la distancia del mundo político con la sociedad, empieza a plantearse como una de las posibles soluciones a la crisis que golpea Chile.
Aprobada en 1980, en un cuestionado plebiscito, la Constitución fue un traje a la medida para que el régimen de Pinochet y los sectores conservadores pudieran mantener su poder, incluso más allá del fin de la dictadura en 1990.
Gonzalo Blumel - Ministro del Interior de Chile
Respecto al cambio de Constitución: “El Gobierno no se cierra a ninguna opción, pero nos parece importante en primer lugar realizar este proceso amplio de diálogo participativo”.
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