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“Me alegraba que mi esposo tuviera amantes”: el dilema de ser asexual

Stacey conoció a su esposo a los 19 años y se enamoró de él. Sin embargo, cuando se casaron, se dio cuenta de que no sentía atracción sexual hacia él, pese a que lo amaba.

Se estima que entre un 1% y 3% de la población es asexual. Foto: referencial
Se estima que entre un 1% y 3% de la población es asexual. Foto: referencial

A diferencia del celibato o de la disfunción sexual, la asexualidad no es una decisión ni un problema de salud que provoque frustración. Se trata más bien de una orientación.

De acuerdo con el investigador de la Open University de Reino Unido, Joseph De Lappe, las personas asexuales no experimentan atracción sexual hacia otras. Sin embargo, sí pueden sentir excitación física, pero no es provocada por nadie.

Al igual que la homosexualidad o la heterosexualidad, se trata de una orientación, resalta De Lappe a la BBC.

Puede parecer atípico, pero hay un grupo creciente de asexuales en diferentes lugares. El problema es que muchos de ellos no lo saben o no se informaron a tiempo sobre ello.

Stacey, por ejemplo, nunca supo que era asexual sino hasta que vio peligrar su matrimonio. A continuación, cuenta lo difícil que fue para ella aceptar su orientación e intentar sacar adelante una relación.

“Durante mucho tiempo pensé que tenía algún problema físico o mental. Pensé que no era normal no tener deseo alguno por acostarme con alguien”, dice a la BBC.

Mientras que sus amigas hablaban de chicos cuando ella tenía 19 o 20 años, Stacey sentía que no encajaba en la conversación. Sin embargo, nunca lo dijo, creyó que se vería “rara” por sentir diferente.

Matrimonio sin sexo

Cuando Stacey conoció a su esposo, supo que era el hombre con quien quería casarse. No pensó que su “problema” fuera gran cosa y se mostró optimista al respecto.

“Creí que estaba un poco loca o atrasada en la curva de aprendizaje o algo así...”, explica.

Inesperadamente, ese hombre le propuso matrimonio y se aventuró a “esperarla”. Entonces, la presión social que Stacey sentía por formar una familia se hizo más grande aún. Frecuentemente soñaba que su esposo la dejaba por alguien que sí quería tener sexo.

Desesperada, fue por ayuda y una médica le dijo que probablemente sea asexual. Hasta ese momento no había escuchado siquiera dicha palabra, pero saber de ella cambió su vida para siempre.

“Para mi es casi un consuelo: me ha ayudado mucho a entender quién soy, cómo me comporto y cómo funciona mi mente”, señala Stacy.

Cuando se lo contó a su esposo, él entendió y la aceptó.

Intentos fallidos

En el caso de Gil, la situación no se resolvió de igual manera. Ella tiene actualmente 60 años y dos matrimonios errados, afirma.

Su testimonio es el de una mujer que nunca supo que era asexual, pero era consciente de que jamás sintió deseo sexual por ningún hombre. Esto mismo la llevó a un conjunto de malos ratos y sentimientos de culpa por “acabar con su relación”.

“Amaba a mi marido y quería satisfacerlo, pero no sentía deseo sexual y odiaba tener que experimentar una relación física”, cuenta Gil a la BBC.

Lo intentó, pero se dio por vencida y tuvo que divorciarse de su esposo.

“Nunca tomé la iniciativa en el sexo y me alegraba que mi esposo tuviera amantes, porque me quitaba la presión de tener que satisfacer sus necesidades. (...) Sentía una culpa abrumadora por ser tan fría, y asumí toda la responsabilidad por el fin de mi matrimonio”, añade.

Años más tarde, creyó poder hacerlo y se volvió a casar a los 50 años. Estaba convencida de que una persona mayor que ella ya no tendría deseo sexual.

Sin embargo, no fue así y su nueva pareja no fue comprensiva. La forzó a realizar actos sexuales y ella optó por divorciarse otra vez.

“Viendo en retrospectiva, creo que no debí haberme vuelto a casar nunca”, confiesa Gil.

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