ENTREVISTA. Laura Restrepo, escritora colombiana que participó del Hay Festival en Arequipa.,PUEDES VER: Muere a los 78 años Lucila Campos, ícono de la canción criolla | VIDEO En la novelista colombiana Laura Restrepo conviven dos personajes: una se llama Garsola y la otra Mikerke. Cuando transitaba por los 7 años de alguna manera las inventó y adoptó. En ese tiempo escribía cuadernos, como todos los niños, pero eran firmados por estos dos seres. “Garsola lo hacía todo muy bien, escribía con letra muy pulidita, no se salía del renglón. En cambio, Mikerken lo hacía todo mal, ponía groserías, pintaba bichos asquerosos”, explica. En esta entrevista, Restrepo nos cuenta de su obra literaria y de la situación de su país. Usted inició el proceso de pacificación presidiendo un comité para que deponga las armas el M19, una de las guerrillas insurgentes de Colombia… Era parte de la Comisión de Paz. Desde luego el proceso que se está viviendo ahora tiene su origen en este comité. Hubo muchos intentos de volver a abrir las conversaciones, llevamos muchos años en esto. Ahora hay esta posibilidad espléndida de pactar la paz con uno de los sectores más significativos de la guerra colombiana que han sido las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). La sorpresa de la votación fue como un golpe brutal. ¿Se lo esperaba? No, en general tiendo a mirar el lado más difícil de los procesos. Decir ganó el No se me saltaron las lágrimas. Tuve una sensación de orfandad, de derrota. Pero luego pensé que no hay “No” de que por “Sí” no venga. Es decir, si bien entiendo que las fuerzas que promovieron el No son los verdaderos señores de la guerra; al mismo tiempo tengo la impresión que la negociación que duró cuatro años se había hecho a puerta cerrada. No había tenido en cuenta la participación popular, y si bien era fundamental pactar la paz entre el Gobierno y guerrilla, más fundamental todavía es que el país hiciera la paz consigo mismo. Es extraño que por la paz, algo que la mayoría quiere, se polarice tanto Colombia… No es tan así. Tú ves la paz como algo macro, ¿por qué no queremos la paz? Pero hay que mirar a las familias lesionadas de lado a lado. No hay colombiano que no tenga muertos, heridos, secuestrados en su familia. No hay colombiano que no cargue con un dolor tremendo. Entonces que te digan que elijas entre Sí o No, pero a ti te asesinaron a tu padre o torturaron a tu hermano, o lo metieron preso durante 16 años sin hacerle juicio, ¿me entiendes?. La población de Colombia dice a mí nadie me sentó a conversar. ¿La amenazaron de muerte alguna vez? Sí, pero las amenazas de muerte me vinieron de parte de militares y paramilitares. Es que aquí la guerra no es solo de un lado, aquí la guerra fue de lado a lado. Quienes estaban en los años ochenta radicalmente opuestos a un proceso de paz fue cierto sector de los militares. ¿Por qué tenían interés de hacer permanente el conflicto? Porque hay una mentalidad de guerra que se beneficia de la guerra. Hay tiene a Trump declarándole la guerra a media humanidad. Hay un sector militar que crece en ese espíritu de guerrero. Los militares que han participado ahora del proceso de paz vienen de una concientización y entienden que su tarea es promover la paz y no la guerra. En un país como Colombia el interés por la guerra está sustentado en las tierras. En cada poblado hay matanzas de hasta 300 personas y 3 mil desplazados. Casi automáticamente otra gente viene a apropiarse de las tierras de los desplazados. La guerra es un gran negocio eso hay que entenderlo. Hay gente que lucra con ello, esa gente no quiere perder esos privilegios. ¿Entonces diversos sectores van a extrañar la guerra? La van a extrañar y harán lo posible para que la paz no salga adelante (…). Esa gente no tiene cuidado de sus mecanismos “democráticos”. En Colombia existe una vieja habilidad que consiste en los asesinatos selectivos. Desde hace mucho tiempo el que levanta la cabeza para protestar o para buscar un cambio, lo matan. ¿Fue alguna vez víctima de algún atentado? Estuve en el proceso de paz, en medio de muchos bombardeos y tiroteos. Como comisionada estaba en el lugar de los hechos. Prácticamente no hubo ningún encuentro en los ochenta, entre gobierno y la guerrilla, donde no cayera un bombardeo o un tiroteo por parte de ciertos sectores militares. ¿Y quiénes quieren deshacer todo lo que se ha avanzado? Bueno, los encabeza este señor Álvaro Uribe (expresidente de Colombia) que fue un gran promotor de la guerra, del paramilitarismo, de mantener un poder basado en la violencia clandestina. Inclusive dijo que “si apoyan la paz en el Parlamento, eso para mí no quiere decir nada”. Tuvo la gran suerte de conocer al premio Nobel Gabriel García Márquez… Fue muy interesante, porque yo trabajaba en la revista Semana, manejaba la sección de política. García Márquez se interesó por la publicación. Empezó a asistir al Comité de Redacción. Él iba y decía: cómo se les ocurre poner esto, y si le preguntas al blanco pregúntale también al que está del otro lado, si hablas con el insurgente escucha también el punto de vista de la autoridad, o cómo se les ocurre titular así. Algunas biografías señalan que empezó a escribir desde muy pequeña… (Responde con la historia de Garsola y Mikerken) ¿Mikerken y Garsola también están en su último libro Pecado? En el último se metió Mikerken fuertemente. En Pecado hay gente que por una u otra razón tiene que meterse en esas zonas oscuras de lo que llamamos el mal y que tienen que actuar desde ahí. Muchos escritores escriben sobre el mal, ¿Cómo trata ese tema? Es que el bien de alguna manera es invisible. Es como decimos de la felicidad, que no sabemos que la tuvimos hasta que la perdimos. En el bien pasa lo mismo. El bien puede ser dormir profundamente, un buen desayuno, el cariño de tu esposa, de tu madre. Al bien lo respiras como aire puro. El mal en cambio tiene una presencia vistosa, aparatosa, impositiva y quizás por eso tenga más tela por cortar en materia narrativa. Hay muchos temas que toca en Pecado, por ejemplo el incesto o la lujuria… Pero bueno, la lujuria yo digo que hay que borrarla de los diez mandamientos porque hace rato que está perdonada. Pero la razón para ingresar en esos temas es poner a discusión la ética, abrirse con el lector e invitarlo a una conversación. Este tipo acabó siendo un verdugo, esta muchacha (habla de los personajes del libro) termina en un pabellón de asesinas porque mató al novio. Lo que yo quise plantear es una exploración de ese territorio que llamamos el mal, pero también suscitar discusiones con el público. Enseñó Literatura en la Universidad de Cornell, ¿Qué autores recomendaba a sus alumnos? Estamos en el Perú y por eso me gustaría hablar de José María Arguedas. Tengo como biblias, libros que son para mí no solo novelas, sino casi textos sagrados; y por supuesto Los ríos profundos es uno de ellos. Creo que todo muchacho tiene que andar con este libro, porque es de los más bellos que se han escrito nunca. También leo a Mario Vargas Llosa, pero le rezo a Arguedas. ❧