El que acaba de terminar podría ser considerado como el año en el que más conciencia se tuvo respecto a la violencia a la que miles de mujeres estamos sometidas a diario en un país dominado por el machismo, el acoso sexual, los estereotipos, prejuicios, la desigualdad laboral y el limitado acceso a la educación por el simple hecho de no ser hombres. La enorme y esperanzadora marcha #NiUnaMenos marcó un antes y un después convirtiéndose en una ventana para que cientos de mujeres le cuenten al mundo sus calvarios. Este masivo movimiento, nacido en las redes sociales, obligó a los grandes medios de comunicación a sumarse a una campaña nacional para detener la ola de feminicidios y brutales golpizas denunciados todos los días. Aunque a los medios mucho les falta por hacer, como pasar de motivadores spots televisivos a una revisión seria de contenidos que exacerban y normalizan la violencia contra las mujeres. Lo dramático es que, pese a todos los esfuerzos, el 2016 terminó con un aumento del 13% de agresiones contra las mujeres en relación al año anterior según datos del Ministerio de la Mujer. Hasta octubre se habían registrado 108 muertes por feminicidio y 220 tentativas. Y es que no es suficiente con animar a las víctimas a denunciar o realizar campañas mediáticas si no hay una política integral que eduque y sensibilice por ejemplo a policías, fiscales y jueces para ayudar a las víctimas. No podemos seguir viendo casos como el de Ana María Huamán, asesinada por su esposo al día siguiente de haber intentado –sin éxito– pedir garantías para su vida en una comisaría de San Juan de Lurigancho. O el de Rony García, quién molió a palos a Lady Guillén y recibió por ello solo prisión suspendida. Por presión pública la sentencia fue revisada y tras ser capturado purgará ahora siete años de cárcel. Y algo que personalmente me parece fundamental. El gobierno no puede dar un paso atrás ni flaquear en su intento por fomentar el respeto y la igualdad en las aulas. No se trata de ideologías ni creencias. Que el statu quo cambie va a depender de las futuras generaciones.