Ser padre en el Perú es un reto que pocos están dispuestos a asumir. Tendencias globales, marcadas por la interrupción, la incoherencia y la falta de compromiso familiar vuelcan sobre los padres la necesidad de reafirmar su labor, desde tiempos ancestrales, pocas veces valorada.Escribo, por supuesto, de los padres comprometidos con sus hijos. Sabemos que existen hombres que se saltan los derechos y las obligaciones que les demanda traer a un hijo al mundo, pero intentemos reflexionar sobre aquellos que llevan una vida de padres coherente e inalterable. Cuando se enteró que iba a tener un hijo, mi padre me hizo entender la responsabilidad que implicaba la crianza y, a la vez, la lejanía producto de las giras y las presentaciones de libros. El que haya decidido solo viajar a Argentina en septiembre de este año, y no a provincias al interior del Perú, es para estar largo tiempo con él.Para un padre, un padre de verdad, un hijo es un regalo. Devuelve al adulto la conciencia de que también fue bebé y luego niño. Que las formalidades de una sociedad limitada, como la nuestra, carecen de sentido. Un hijo no pide permiso para dar amor o pasar tiempo con sus padres. Simplemente vive casi instintivamente, con la libertad de los primeros años que lo hacen descubrir el mundo.Para un padre, hacer dormir a su hijo en los brazos es un regalo. Cuántos padres cargan a sus hijos con uno, dos y tres años sin quejarse. Cuántos padres se levantan tres o cuatro veces en la noche para abrigar a sus hijos cuando se destapan. Cuántos se precupan porque desarrollen todas sus capacidades y de otorgarles herramientas emocionales para que puedan explorar su forma de ser. Cuántos padres los educan de forma constante y no los dejan frente a un televisor mientras miran sus smartphones. Los padres de verdad hacen lo imposible por terminar el trabajo para estar con sus hijos. Algunos van a laborar en dos lugares, estudian, llegan a casa y se desvelan por atender los designios de sus pequeños. Los padres de verdad no solo dan una suma de dinero a fin de mes. Y no deben tener cuatro días de licencia por paternidad. Saludo a Benjamín, a Juan Francisco, a José Luis y a mi padre por empujarme a dar lo mejor.