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Manual para entender Star Wars

Que el casco de Darth Vader tiene un parecido al uniforme nazi, que la sabiduría de Yoda tiene mucho de filosofía oriental, que la línea ‘Luke, yo soy tu padre’ parece salida de un culebrón de la tele. Star Wars estrena su novena película este mes, y una reciente serie en streaming tiene a los fanáticos en vilo. Junto a ellos descifraremos porqué se multiplican los seguidores de la historia que George Lucas concibió en 1977.

A los 19 años supe recién que era R2-D2 y no Arturito el nombre de ese robot en forma de buzón de basura muy querido por los fanáticos de Star Wars. A esa edad descubrí también que esos chicos que veía en la universidad, peleando con largos focos fluorescentes, como si fueran espadas, no eran unos aniñados sin más, estaban emulando las peleas más míticas de la saga. Después averigüé que esa frase simpática que dice: “que la fuerza te acompañe”, que repetía un amigo cinéfilo, era el estribillo más famoso del guion de cine de un tal George Lucas.

No soy fan de Star Wars. No he visto ninguna de las ocho películas que se han estrenado hasta hoy (y se viene la novena, el Episodio IX: El ascenso de Skywalker) y no sé por qué. Debe ser porque nunca entendí a los seguidores que, frenéticos, me recomendaban empezar por el Episodio IV: Una nueva esperanza, porque el Episodio I: La amenaza Fantasma era aburridísimo. Y, además, estaban aquellos que me mareaban soltando una seguidilla de spoilers del tipo: “en algún momento, el héroe descubrirá que su padre era el malo, y, además, se dará un beso con su hermana sin saber que lo era, y la hermana se enredará con un guapo piloto, que tendrá un amigo peludo que hablará con bufidos”. Una trama digna de culebrón.

Ignoraba que la saga tiene miles de fanáticos en el mundo que han envejecido viéndola. Los que a los 7 años se enchufaron con la primera película, en 1977, y que a los 45, en 2015, estuvieron pegados en la butaca esperando el Episodio VII: El despertar de la Fuerza, la tercera película más taquillera de la historia del cine, que recaudó 2,000 millones de dólares, según la revista Forbes.

Ignoraba que lo obtenido por los filmes y la venta de los muñequitos de los personajes hizo rico a su creador, George Lucas, que, en 2012, no tuvo mejor idea que vender a Disney la franquicia de ‘La Guerra de las Galaxias’ por US$ 4,050 millones. Me había perdido de la mayor aventura interespacial de los últimos tiempos. Y para salir de la ignorancia y saber cuál es su trascendencia he hablado con cinco fanáticos de Star Wars. Todos son adultos comunes y corrientes, algunos, padres de familia con horarios de oficina, pero que en la intimidad, conviven con centenares de réplicas y muñequitos seriados de los personajes de la saga.

Estos días, se están comiendo las uñas por The Mandalorian, la nueva serie de Disney+, que se estrenó hace cuatro semanas en exclusiva para Estados Unidos, y que algunos han podido ver comunicándose vía Skype con sus parientes gringos.

Reflejo de la Humanidad

“Es que la serie es clave, es el puente entre el Episodio VI y el VII, va develar qué pasó con la galaxia cuando cayó el Imperio, y este enigmático personaje, ‘Mando’, el mandaloriano, que es un cazarrecompensas, se va encontrar con un Yoda bebé de 50 años. ¡Toda una intriga!”, me dice, emocionado, William Rosales (50), ingeniero industrial, dueño de una colección de 500 esculturas hiperrealistas de Star Wars (algunas de tamaño real) y que, de niño, en los ochentas, escuchaba en su walkman un cassette con el soundtrack de El Regreso del Jedi, para no tener miedo cada vez que los terroristas volaban una torre de alta tensión y Lima quedaba a oscuras.

Para Rosales, Star Wars engancha porque hace guiños con la historia de la humanidad: el Imperio Galáctico (los malos de la película) tiene todos los ingredientes de la Alemania nazi; Yoda, el gran maestro Jedi, está asociado a la filosofía oriental; las relaciones de los personajes remiten a dramas muy humanos: los hermanos separados, la rebeldía del hijo frente al padre, los amores de pareja a prueba de carbonita.

“Ves el casco de Darth Vader y lo identificas con el casco negro y brillante que usaron los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Y sobre Yoda... pues tiene frases que bien podrías aplicar a tu vida cotidiana. Hay una muy buena: ‘El miedo te lleva a la ira, la ira al odio, y éste al sufrimiento’”, indica, memorioso, Rosales. Para el también ingeniero industrial, Gonzalo Torres (35), propietario de la réplica de un traje de stormtrooper, un soldado del Imperio Galáctico, la de Star Wars es una historia que se ha contado infinitas veces:

“Es el viaje del héroe. Un día a un granjero [Luke Skywalker] le sucede un evento inesperado que lo empuja a abandonar su planeta. Deja su vida cómoda y segura y se embarca en una misión donde conoce a una princesa [Leia] y a un contrabandista [Han Solo], y se enfrenta a todo un Imperio. Vivirá muchos peligros. Superará riesgos. Conseguirá objetivos. Y regresará a casa totalmente cambiado y viendo el mundo de una forma distinta”.

Torres es integrante de La Legión 501, una organización internacional de entusiastas de Star Wars que confeccionan y usan trajes del ejército imperial, que está presente también en Perú. “Somos los chicos malos que hacen el bien”, dicen sus colegas, el estudiante de Derecho Víctor Yataco, y el economista Renzo Hidalgo, cosplayers del Gran Almirante Thrawn y el cazarrecompenzas Greedo, respectivamente.

Dos o tres veces al mes, estos jóvenes acuden caracterizados a eventos de marcas comerciales para recaudar fondos y donativos que llevarán a albergues y hospitales infantiles. Es obligatorio que los miembros de La Legión lo hagan, es su forma de contribuir.

Comodidad por aventura

La fantasía de viajar a galaxias muy lejanas fue lo que atrapó a miles de fanáticos como Miguel Gonzales (43), un publicista que tiene una gran colección de muñecos y naves espaciales en miniatura que llenan una habitación entera de su casa. “Vi la primera película de Lucas en Betamax y en una tele blanco y negro, luego mi vecino la proyectó a colores en el patio de su casa. Los efectos especiales eran alucinantes, todo parecía tan real en Stars Wars, las naves de los rebeldes estaban medio desarmadas para que las reparen rápidamente, todo tenía lógica”, me dice.

Al igual que los chicos de La Legión 501, quedó hechizado con la historia de Luke Skywalker, que cambió comodidad por aventura. “Uno no quiere solo el trabajo de escritorio. Además, uno de sus maestros, Obi-Wan, le dijo que era especial y tenía un destino y era vengar la muerte de su padre, un caballero de la Orden Jedi, un defensor del lado luminoso de la Fuerza”.

Los conocedores dicen que con la novena entrega, la saga de la familia Skywalker terminará, pero aún hay mucha tela por cortar en el universo Star Wars. Disney se ha hecho con la gallina de los huevos de oro, y los fanáticos están a la espera de que su ejército de guionistas estiren la ficción para las futuras generaciones. Por lo pronto, la nueva cuadrilla de fans ha cambiado de villano. Darth Vader ya no es el favorito para las fotos -me comenta William Rosales que por estos días expone sus esculturas en un centro comercial- sino Kylo Ren, de quien tendremos noticias este 20 de diciembre, fecha en que el mundo se dividirá, nuevamente, entre los que vieron Star Wars y los que no. Para estos últimos es este manual de introducción a la materia.

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