PerfilJosé Domingo Pérez ha logrado la detención preventiva de una de las figuras políticas más poderosas del país: Keiko Fujimori. En sus inicios ya destacaba en su labor como fiscal. Aquí un repaso de la trayectoria personal y profesional de Pérez cuando aún no tenía la presencia mediática que ahora tiene.,Los inicios del fiscal,Los inicios del fiscal,Los inicios del fiscal,José Domingo Pérez Gómez siempre levantó pasiones. Uno de sus procesados, a quien acusó de asesinato en su paso como fiscal en Moquegua, le estrechó tan fuerte la mano que le produjo una fisura. A Pérez lo tuvieron que enyesar y sus colegas no perdieron la oportunidad de tomarle el pelo. “Te rompieron la mano”, le bromeaban para contrastar su conocida rectitud. Todos coinciden en que Pérez es una persona íntegra, aplicada, que quiere destacar en base a su conocimiento y esfuerzo propio. Y así lo viene haciendo. Pocas veces una audiencia de prisión preventiva atrajo tanto la atención del público. Hasta los televisores de los restaurantes transmitían las incidencias como si se tratara de un partido de fútbol o el culebrón televisivo de la temporada. Keiko Fujimori, la lideresa del partido Fuerza Popular era enviada a prisión preventiva por 36 meses por recibir aportes de la empresa brasileña Odebrecht. En medio de toda esa expectativa la imagen del acusador resaltó. La elocuencia de Pérez y la manera articulada, desafiante, en que se enfrentaba a los abogados de Fujimori y otros miembros del partido político con más poder del país, encandiló a la audiencia. Pero sus argumentos, su retórica, no es fruto de ahora. En sus primeros años como fiscal de Moquegua ensayaba solo en su despacho. Se quedaba hasta altas horas de la noche, 1 o 2 de la madrugada, y en voz alta leía lo que tenía que sustentar ante el juez, tal como el país lo vio hacer ante Richard Concepción Carhuancho para pedir la prisión preventiva de Fujimori y otras 11 personas más por el delito de lavado de activos. Preparaba sus escritos y trataba de aprendérselos. Manuel Bernedo, fiscal de Prevención del Delito en Moquegua, se asustaba cada vez que lo escuchaba. “Parecía que estaban penando, pero no, era el fiscal Pérez”. Su paso por Moquegua Pérez afincó casi cuatro años en la región sureña de Moquegua (2008-2012). Estaba a cargo del Primer Despacho de Investigación Penal. Venía de La Libertad (Trujillo) con la experiencia de aplicar el Nuevo Código Procesal Penal, un cambio radical en el sistema judicial del país en que el Ministerio Público desplazaba a la Policía Nacional en la dirección de las investigaciones. Su conocimiento de las nuevas herramientas para indagar resaltó su figura entre los demás fiscales locales. Fue uno de los primeros en aplicar operativos en esa región. Uno de los golpes de Pérez sucedió en marzo del 2009. Intervino a dos policías cobrando una coima a un poblador en el interior de las oficinas de la Región Policial. El operativo llamó la atención de la pequeña y apacible población moqueguana poco acostumbrada a estos casos. “¡Extienda los billetes en línea!”, ordenaba con autoridad aquella vez Pérez a uno de los malos efectivos. Los acusados pagaron su delito con cárcel. El fiscal se comprometía con sus casos. Por eso cuando estaba de turno noche emprendía patrullajes los fines de semana en persecución del delito por las calles más peligrosas de Moquegua. Una vez a sus manos llegó una denuncia de extorsión del exalcalde de Samegua, Renso Quiroz, contra un periodista. Coordinó un operativo. Era de noche y Pérez aguardaba la llamada que le indicara que se cometió el ilícito. Cuando le dieron la señal, el fiscal, junto a un policía, avanzó e intervino al comunicador dentro de un auto. “¡Entregue las evidencias que son parte del delito! No complique más su situación”, le repetía al detenido que estaba totalmente perplejo y con los billetes en la casaca. “Siempre fue así. La misma actitud que tiene en Lima la tuvo aquí”, recuerda Artemio Vilcamazco, representante del Área de Imagen de la Fiscalía de Mariscal Nieto, Moquegua, comparando los allanamientos a las casas de la cúpula del partido de Fujimori, Fuerza Popular, y cómo desarmó los argumentos de un abogado que lo quiso sorprender. El fiscal no pasaba desapercibido en Moquegua, como aquella vez que personificó a un juez, vistiendo toga, para representar ante la ciudadanía como eran los juicios con el nuevo código penal o cuando visitaba colegios en jornadas de concientización del Ministerio Público: “Yo como fiscal te tengo que acusar si cometes un delito y si tienes mayoría de edad. A mí no me va a importar quién es tu familia. Así es que pórtense bien”, recuerda Vilcamazco que advertía pausadamente Pérez a los escolares. Sin embargo, también concitó la animadversión de la población. En junio del 2008 un tumulto de gente protestó por una mejor distribución del canon minero. Pérez acusó a 20 dirigentes y manifestantes por participar en el llamado “Moqueguazo” entre ellos al hoy electo gobernador de Moquegua, Zenón Cuevas y a la expresidenta regional, Cristala Constantinides. Para estos últimos solicitó 35 años de cárcel. También pidió prisión preventiva para 9 de los implicados. En la protesta se había retenido y puesto en peligro la vida de policías. La gente era un hervidero mientras que en la sede judicial se resolvía la solicitud en audiencia. “Fue un pedido exagerado. Estaba criminalizando la protesta”, opina Cuevas en la actualidad. Solo dispusieron cárcel temporal para tres acusados y años después, sin Pérez en el caso, finalmente se los absolvió. También hubo casos frustrantes para el abogado. Un craso error del médico legista que dictaminó que un homicidio ocurrió por arma blanca cuando fue por arma de fuego, afectó la investigación de Pérez. “Esto lo encolerizó”, asegura Bernedo. Hoy ese caso está con archivo provisional. Mientras estuvo en Moquegua, Pérez pidió la prisión preventiva de un exalcalde moqueguano, Edmundo Coayla, por corrupción. El juez se lo denegó. Años después Coayla, quien nunca se puso a derecho, falleció prófugo con una sentencia de 5 años de cárcel y un desbalance patrimonial ampliamente probado. El tiempo le dio la razón. “Gallos en la cancha” Su temperamento no cambió cuando fue promovido a Lima. Acusó a funcionarios del Ministerio Público de pedir diezmos. La osadía le costó el cargo y una investigación por enriquecimiento ilícito. Luego aterrizaron importantes casos de corrupción a su despacho como los “Petroaudios” y Chinchero que involucra al actual presidente Martín Vizcarra. Finalmente le tocó indagar los aportes de Odebrecht a partidos que lideran los expresidentes Alan García y Pedro Pablo Kuczynski, además de Keiko Fujimori. Pérez nació en Lima (1976), pero se formó en la tierra del Misti. Pasó por el colegio La Salle y luego por la Universidad Católica de Santa María para ser abogado. Aunque algunos lo califiquen de "chancón", su paso por la Católica fue de perfil bajo. "Nunca se metió en problemas ni fue dirigente en la universidad. Solo se dedicó a estudiar", asegura un compañero de clases quien prefiere que no figure su nombre. Sus notas de pregrado fueron regulares. Resaltó en algunas materias como Ciencias Jurídicas (18), Derecho Civil (17), Derecho Comercial (17). Su profesor de Derecho Constitucional, Jorge Cáceres Arce, recuerda que era muy respetuoso pero no que haya destacado mucho. En su tesis para obtener una maestría en Derecho Constitucional del 2015 propuso que al fiscal se le quite la atribución de defender los derechos de los ciudadanos y que solo mantenga su rol acusador. Su trabajo no recibió felicitación. ¿Pero cómo podemos explicar su sólida, para muchos, argumentación en la audiencia que llevó a prisión a Keiko Fujimori? “Los gallos se miden en la cancha”, resalta Cáceres Arce, quien fue jurado de esa tesis. Junto a Concepción Carhuancho, Pérez se ha ganado la simpatía de un gran sector nacional con su intervencion en este último caso. Algunos medios, como el diario El Espectador de Colombia, ya mencionan la palabra ícono popular. “Solo hicieron su trabajo”, pone paños fríos Cáceres. Hoy una gran mayoría respalda el aplomo, la seriedad, con que Pérez asume todos sus casos.