¿Qué fue del padre Luis Núñez, el paciente cero de COVID-19 que despertó en Semana Santa tras 38 días en UCI?

Con la llegada de la Semana Santa, viene a la memoria uno de los casos o "milagros" más sorprendentes de los últimos años en nuestro país y que tuvo lugar por estas fechas. Se trata de la recuperación del sacerdote Luis Núñez del Prado Reinoso, de la Diócesis de Lurín, cuyo panorama no era muy alentador no solo por ser el primer paciente internado en una sala de cuidados intensivos que no estaba preparada para atender una enfermedad relativamente nueva como la COVID-19, sino también porque se le atribuían comorbilidades como hipertensión, diabetes y sobrepeso. Contra todo pronóstico médico, despertó el 9 de abril de 2020, curiosamente, un Jueves Santo y Día del Sacerdocio, tras haber permanecido entubado cerca de dos meses.

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Su llamado tuvo lugar entre sus 15 y 16 años, cuando se desempeñaba como catequista en la parroquia Trinidad (Villa María del Triunfo). Esta era cercana al centro de estudios Mariano Melgar, en el que estudiaba y pertenecía a la escolta. En aquel entonces, descubrió su vocación y su misión en la vida. Según gran cantidad de personas que ha congregado en los templos en los que se ha desempeñado, le tienen gran cariño y respeto.

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Por tal razón, la noticia de que el querido presbítero era el paciente cero o primer internado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) alarmó y movilizó a gran cantidad de personas. No obstante, la recuperación del sacerdote que, en aquel tiempo cumplía funciones en la parroquia San Gabriel Arcángel de Villa María del Triunfo, generó esperanza en todo el Perú y, para muchos, es considerado un milagro.

Aunque atravesó momentos muy complicados, ya que su recuperación tardó más de un año, la recuerda como un tiempo en el cual tuvo un propósito en su vida y un testimonio de fe. Su contagio se dio cumpliendo con su labor, puesto que atendió a un joven que venía del extranjero y pedía ser escuchado; sin embargo, este mostraba "una gripe muy fuerte" que terminó siendo COVID-19. A pesar de ello, no se arrepiente; por el contrario, sigue sirviendo con amor a su prójimo.

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¿A qué se dedica en la actualidad?

Según reveló en una reciente entrevista a La República, el párroco se desempeña en el decanato N.° 1 de San Juan de Miraflores. En este, tiene a su cargo la parroquia San Daniel Comboni y la capilla Mall del Sur. Justamente, en esta última, ofició la tradicional misa de Domingo de Ramos este 2 de abril. Además, es el encargado del área de catequesis —funge de director y asesor— cuya escuela brinda algunas clases en la parroquia Corpus Christi.

Sumado a su ya nutrida agenda de actividades, por orden del obispo tiene a su cargo la pastoral familiar. En ella, constantemente busca trabajar en pos de las los padres e hijos. Uno de sus proyectos pendientes es realizar una marcha que represente a toda la diócesis. También reveló que visita hospitales como el Rebagliatti sin nada a cambio, puesto que su "tarea es animar a la gente, darles ánimo". Inclusive, fue la imagen de la vacunatón.

Asimismo, contó que, durante la agitada época de protestas en el ámbito nacional, realizó jornadas de oración por la paz, debido a la complicada situación que se vivía, y todavía no ha dejado de rezar por la mejoría de su país. Actualmente, aún está en proceso de recuperación. No volvió a darle COVID-19.

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Mensaje de esperanza al prójimo

"Quiero dar un mensaje de esperanza, de que sí se puede ser instrumentos de paz. Somos sobrevivientes de la COVID. Los que lean esto tendrán que decir: 'Soy sobreviviente de la COVID'. Hemos sufrido por la partida de muchos de los nuestros, pero también debemos tener un corazón agradecido con el personal médico, policías, fuerzas del orden y con todas las personas que han apoyado todo este tiempo a que la crisis sanitaria vaya pasando. El mensaje que quiero compartir es de solidaridad, (de) ser instrumento de paz, que haya paz en nuestra Nación, que las personas tomen consciencia también, de que yo puedo ser ese instrumento de paz y que la paz pueda germinar en nuestro país. Si no soy instrumento de paz, algo está mal. Si quiero a mi país, desde la ocupación que toque, (uno mismo) debe ser instrumento de paz y siempre defender la justicia social. Siempre la Iglesia defiende a los más pobres y la Iglesia está del lado de los más pobres. Por eso, estoy aquí, en esta diócesis en Lima Sur. Pude haber estado en otros lugares, pero elegí estar aquí. La siento como mi casa, pero, a la vez, el llamado es que no perdamos la esperanza y tengamos fe en que tendremos un Perú mejor y en que todo va a pasar. Tenemos que trabajar más unidos todos y reconstruir nuestra patria. Es una tarea muy importante. Todos juntos, no solamente un grupo nada más. Todos somos hijos de Dios, somos hermanos y no nos podemos atacar entre hermanos. Tenemos que ayudar, apoyar y perdonar", manifestó.

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"La Iglesia no condena al hombre, (sino) condena el mal, el pecado en el hombre, porque busca salvar al hombre. Creo en este Dios de la vida que busca que el hombre esté bien, que busca que el hombre esté triste, (que) no esté preocupado, que el hombre esté preocupado, que el enfermo se sane y que el que está triste tenga un corazón en paz y se alegre. La iglesia no solo está preocupada en la promoción cristiana de evangelizar, lo cual es nuestra tarea primordial y principal. Es también la promoción humana. Por eso, tiene centros de salud, colegios, centros de acogida como Cáritas Lurín que acogen a niños de la calle", finalizó.