Cultural

Luz María Bedoya: “La escritura siempre se ha infiltrado en muchas de mis obras sin que yo me percatara de ello, ni que lo hiciera tampoco adrede”

La destacada artista peruana y su proyecto “Todos los faros de la costa peruana”. Luz María Bedoya conversa con La República sobre las bases de su trabajo.



Luz María Bedoya. Foto: Julián Lafferranderie.
Luz María Bedoya. Foto: Julián Lafferranderie.

Del 2020 al 2022, Luz María Bedoya desarrolló el proyecto Todos los faros de la costa peruana, bajo el marco del programa IRRADIA del MALI y Fundación Telefónica. Lo que hizo Luz María Bedoya fue, en base a los 56 faros del litoral peruano, forjar un aparato dialógico entre la fotografía, el video, la instalación, la música y la escritura. Dicho de esta manera, podría sonar conceptual, que lo es; pero al mismo tiempo cada una de estas coordenadas exhibe una sensibilidad, que no es más el lazo de transmisión con el espectador sin importar si este es conocedor o no de la materia. En esta primera etapa, Luz María Bedoya convocó a los músicos Teté Leguía, Gabriela Ezeta, Danny Caballero (Paruro), Vered Engelhard, Orieta Chrem y Macri Cáceres (las figuras geométricas de los faros fungen de partituras), y a los escritores José Ignacio Padilla, Santiago Vera, Safaa Fathy, Peter Szendy y Anne Carson (así es, la extraordinaria poeta canadiense y Premio Princesa de Asturias de las Letras 2020).

Hasta el 28 de febrero de 2025, Todos los faros de la costa peruana, en el contexto de la 15 Bienal de La Habana, repite la dinámica, pero ahora la música corre a cuenta de las 14 abuelas y abuelos del coro del antiguo convento de Belén, que ofrecieron conciertos los pasados 15 y 27 de noviembre. La instalación, además, se halla en una de las zonas más concurridas de La Habana, en la terminal de la Lanchita de Regla.

“Este es un proyecto que ha ido creciendo, se detuvo por la pandemia y luego fue enriqueciéndose. No pude vislumbrar cómo iba a desarrollarse. Para mí, los procesos de trabajo son lentos. El origen de Todos los faros se halla cuando encontré en el 2016 unos documentos náuticos que contenían descripciones muy bien escritas, con términos como línea de fe, trazado de la derrota, demora verdadera”, señala a La República la artista. En este comentario, seguramente se ubique lo que sostiene este trabajo que derrocha un hechizo particular: la poesía, no como registro, sino como actitud abierta a todas las manifestaciones, porque sencillamente a Luz María Bedoya una sola vía le resulta insuficiente para decir lo que en verdad quiere decir.

 Abuelos y abuelas del coro del antiguo convento de Belén, en La Habana.

Abuelos y abuelas del coro del antiguo convento de Belén, en La Habana.

“Yo siempre veo el trabajo de manera multimedial. Yo estudié Lingüística y Literatura en la Católica y en paralelo a mis estudios trabajé en prensa a finales de los 80. Me cachueleaba haciendo fotografías, sabía que era una experiencia que nunca más iba a tener. Era una época en donde la calle era intensa y peligrosa. Yo no quería ir a hacer fotos al Congreso, quería estar en la calle, y uno de mis colegas, con el que trabajaba todos los días, era Eloy Jáuregui. Así aprendí a hacer fotografía. En esos años, además, no existían escuelas profesionales de fotografía. Sabía que era una etapa temporal. Aquí, creo, está el germen de mi trabajo artístico, porque también hacía fotos por mi cuenta”. Lo dicho por la artista no es únicamente data biográfica, nos ayuda a entender lo que mueve a Luz María Bedoya: la curiosidad. Porque cuando hablamos de curiosidad, nos referimos, en esencia, al carácter amateur, que percibimos no solo en Todos los faros, del mismo modo en su poética.

“Roland Barthes tiene un texto lindísimo sobre el amateur, que es aquel que no es un especializado, que no hace algo buscando una finalidad distinta a la acción misma, que la acción misma que hace es la finalidad porque lo ama. El proyecto de los faros siempre lo he caracterizado como un término que es generativo en el sentido que genera una cadena de creaciones”.

Hay detrás de Todos los faros una actitud muy literaria. La escritura, así sea de ficción o no, es especulativa, y estos faros invitan a la especulación, a no morir en una sola impresión.

“Nunca jamás me lo han dicho, y quizás tengas razón. Lo que sí puedo decir es que tengo un vínculo con la palabra muy intenso. Me gusta la lectura, me gusta la escritura, y si repaso mi trabajo, la escritura siempre se ha infiltrado en muchas de mis obras sin que yo me percatara de ello, ni que lo hiciera tampoco adrede”.

El trabajo de Luz María Bedoya se puede apreciar aquí. Vale la pena.

Dato: Este domingo 22, Luz María Bedoya presentará 37 comentarios a no libros (La Balanza Editorial), a las 5 p.m. en Feria Tejadita (Augusto Tamayo 348, Barranco).