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“Viven”, historia real: la tragedia del equipo de rugby uruguayo que inspira película en Netflix

Un accidente de avión le quitó la vida a muchos y puso a prueba el espíritu de supervivencia de otros. La película “Viven” es un retrato de dolor y sensibles pérdidas.

"Viven", ahora disponible en Netflix, llegó a los cines en 1993. Su trama se convirtió en todo un boom de la época, debido a los desgarradores episodios que retrata. Foto: composición LR/La Nación/	
Paramount Pictures
"Viven", ahora disponible en Netflix, llegó a los cines en 1993. Su trama se convirtió en todo un boom de la época, debido a los desgarradores episodios que retrata. Foto: composición LR/La Nación/ Paramount Pictures

Las historias inspiradas en hechos reales siguen causando furor en Netflix. Hasta hace algunas semanas, “Dahmer” era la serie favorita del público y, en los últimos días, la trama de “Desde cero” se ha colocado entre las más vistas. Ahora, el streaming acaba de agregar “Viven”, la película de 1993 que retrata la desgarradora experiencia de un equipo de rugby uruguayo, luego de que su avión quedara hecho pedazos en las gélidas montañas de los Andes.

La historia real de “Viven”: un avión caído y supervivencia al 100%

A inicios de octubre de 1972, el equipo de rugby uruguay Old Christians Club estaba muy emocionado por llegar a Chile, para una exhibición deportiva. Sin embargo, no anticiparon que estaban volando hacia una muerte certera en aquel Fairchild F-227 de la Fuerza Aérea de Uruguay.

Sobrevolando los Andes, el avión fue golpeado por una fuerte turbulencia, en menos de un abrir y cerrar de ojos, un total de casi 45 pasajeros (adolescentes en su mayoría) veía que estaban muy cerca de las montañas. Dentro de poco, un estruendo anunciaba lo peor: la nave se había estrellado.

Fernando Parrado, uno de los pocos sobrevivientes, despertó 48 horas después del impacto, pero quizá podría haber deseado no haberlo hecho. Su madre falleció junto con Abal, su amigo.

Eventualmente, Parrado y Roberto Canessa se convirtieron en los rostros del llamado ‘Milagro de los Andes’, junto a menos de 20 personas que lograron aguantar más de 70 días sin agua, comida, pero sí con mucha esperanza.

Sin ayuda externa y por sus propios medios

Luego del choque del avión, los equipos de ayuda emprendieron una intensa búsqueda para encontrar a los miembros del equipo de rugby, pero las características geográficas de los Andes hicieron esta misión un objetivo imposible.

Al no poder dar con el paradero de los deportistas, ni encontrar los restos del avión, las delegaciones de apoyo simplemente dejaron de buscar. Lo peor es que los sobrevivientes lo supieron ¿Cómo? Habían improvisado una radio, con la cual podían obtener noticias locales.

Al verse abandonados, solo les quedó una opción: salvarse a sí mismos. Sin embargo, no tenían recursos para ello, pues una avalancha les había quitado la fe, las pocas reservas que tenían y a algunos de sus compañeros heridos que aún estaban con vida.

No obstante, la desesperación o el sentido de supervivencia los empujó hacia una situación que jamás imaginaron: el canibalismo. Los sujetos, sin mayores escapatorias para subsistir, optaron por alimentarse con la carne de sus compañeros fallecidos.

La luz al final del túnel para los que viven

Luego de algún tiempo de planificación, Fernando Parrado y Roberto Canessa estaban listos para emprender el viaje hacia la salvación. De esa manera, se armaron de valor y, luego de dejar a la espera a sus colegas, salieron a caminar por las gélidas montañas hacia Chile, el único horizonte en el que podrían encontrar alguna vía para salvarse y a sus amigos.

Tras días y noches, en las que la esperanza era el único impulso que encontraban para continuar, fue un 18 de diciembre que escucharon el sonido del agua, que provenía de la desembocadura de un río cercano, la cual comenzaron a seguir.

En la tarde del 20 de diciembre, se toparon con un hombre a caballo al otro lado del río. Al día siguiente, según comenta History, fueron encontrados por otros tres locales y uno de ellos tiró una roca con un mensaje escrito: “¿Qué quieren?”.

Parrado replicó la nota con una breve explicación de que él y su compañero eran los tripulantes del avión estrellado. Los sujetos se fueron y, más tarde esa mañana, un hombre a caballo (esta vez a su lado del río) les ayudó.

Parrado y Canessa recibieron comida y abrigo, mientras esperaban a la Policía chilena, junto a un grupo de reporteros. Helicópteros de rescate también llegaron y los débiles muchachos sirvieron de guía para encontrar al resto. Los supervivientes de los Andes ahora podían respirar el aire de la salvación.

Egresado en Periodismo de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Redactor de Cine y Series en La República, con especial interés en películas de drama, terror psicológico y suspenso.