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Publirreportaje Los transgénicos y su impacto en la vida de las personas

El uso de alimentos transgénicos ha desatado un amplio debate. En la siguiente nota mencionaremos algunos puntos por los que son criticados.

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Si en un supermercado nos acercamos a la sección frutas o verduras, lo más probable es que elegiríamos tomates gigantes de un rojo seductor, sandías sin pepa o sospechosas frutas exóticas fuera de temporada. Se ven tan lindos y saludables que los llevaríamos contentos y en casa comeríamos rico. Pero pudiera ser engañoso y fatal, porque estos alimentos podrían ser transgénicos.

Los alimentos transgénicos son producidos mediante modificación genética, proceso en el cual genes de un organismo son insertados en otros, utilizando como vehículo un virus o una bacteria. Es decir, son organismos genéticamente modificados (OGM).

Para entenderlo mejor, en los cultivos transgénicos se introducen genes de especies que no podrían cruzarse en la naturaleza. Por ejemplo, colocar en la cebada el gen que protege a un pez del frío, para que resista mejor las bajas temperaturas. Existen investigaciones con genes de ratones en cerdos o genes de pescado en tomates y muchísimas “iniciativas” más.

Algunos alimentos transgénicos más consumidos

· La soya que proviene de Bolivia, Argentina, Paraguay y Estados Unidos.

· Tomates maduros que impresionan por su porte, sabor, olor, color y textura.

· Maíz MAD que es empleado en la alimentación de aves, porcinos y bovinos, pero también utilizados como materia prima en la industria alimentaria (aceites, margarina, papas en hojuelas, edulcorantes, bebidas de frutas, algunas granolas, maíz molido y harina).

· Arroz dorado, que sintetiza moléculas de vitamina A, que se promueve donde la dieta es pobre en esta vitamina. Según Greenpeace, el arroz dorado no ha logrado hacer nada en lo que respecta a la desnutrición durante 10 años.

· Salmón AquAdvantage, capaz de crecer en la mitad de tiempo gracias al gen de la hormona de crecimiento de otra especie de salmón.

· Fresas resistentes a bajas temperaturas (con genes que sintetizan proteínas con propiedades anticongelantes, procedentes de pescado del ártico “Platija Ártica”).

· Canola, papayas, calabazas, berenjenas, frijoles, melones, achicoria, lechuga y girasol.

· Algodón. Nosotros lo importamos de Estados Unidos, India o China. Nos llega como fibra o ya procesado en hilos, telas y prendas.

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Peligros de los transgénicos

Riesgo por transferencia de genes.- La Universidad de Brown (EE.UU) advierte que “los genes resistentes a los herbicidas de los cultivos comerciales pueden mezclarse con la población de malezas silvestres, creando así hierbas excesivamente malas que son imposibles de eliminar con herbicidas”. Un riesgo relacionado es que el cruce de animales y vegetación OGM puedan crear nuevos organismos, provocando la extinción de otras especies.

Impacto medioambiental.- Se teme que el uso de OGM resistentes a herbicidas produzcan como efecto secundario que los agricultores empleen una mayor cantidad de herbicidas, afectando a las especies colindantes. También puede haber riesgo para especies que no son el objetivo, como aves y mariposas, por plantas con genes insecticidas.

El polen de las especies transgénicas puede fecundar a cultivos convencionales, obteniéndose híbridos y transformando a estos cultivos en transgénicos.

Por ejemplo, si los OGM se reproducen con organismos no modificados (no OGM), se producirá la contaminación genética, y como resultado los OGM pueden llevar a los no-OGM a la extinción, sus genes se pueden mezclar y no podrán mostrar sus características, y existen posibilidades de que los no-OGM desarrollen habilidades para tolerar los pesticidas y herbicidas lo que generaría problemas para los granjeros.

Impacto económico. - Hay un marcado oligopolio en el mercado de las semillas transgénicas. Esta situación se ve agravada por la alta inversión inicial necesaria para desarrollar una variedad nueva y la gran cantidad de problemas legales con los que se encuentran las pequeñas compañías en algunos países.

Las semillas obtenidas tras la cosecha OGM no pueden ser sembradas porque violaría los derechos de propiedad intelectual o patentes, que obligan al pago de regalías por parte del agricultor al “mejorador” o porque las semillas híbridas pierden eficacia y, en consecuencia, estas deben ser adquiridas anualmente.

El desempleo sería otra de las consecuencias debido a la mecanización de la mano de obra y el éxodo rural hacia las ciudades. Del mismo modo, para aprovechar las nuevas tecnologías se requiere inversión. Los agricultores en nuestro país no pueden acceder a esos recursos y quedan fuera de la modernización y en peores condiciones para competir con las producciones extranjeras.

Dinero a costa de la salud mundial

Debemos de tener presente que la explotación comercial de la biotecnología moderna solo está al alcance de unas pocas empresas multinacionales. Nuevamente nos encontramos con la eterna dependencia económica de los países subdesarrollados a los grupos de poder. El modelo económico privilegia las ganancias de un “lobby”, que ha monopolizado de forma interesada el registro de patentes de semillas en el mundo.

Preguntémonos por qué en los países del primer mundo europeo, los productos “orgánicos” (productos que no han sido modificados genéticamente o que se cultivan sin herbicidas) suben su precio y existen cada vez más restricciones a la entrada de productos genéticamente modificados. Mientras que, en países en vías de desarrollo, así como los Estados Unidos, se están volcando masivamente a este tipo de productos.

Finalmente, para asegurar la confiabilidad de los alimentos transgénicos se necesitan pruebas a largo plazo ya que muchas enfermedades tienen periodos de incubación bastante largos y no se podrían detectar en un corto tiempo. “La simple duda, es suficiente para que el Estado tome las medidas para proteger a los consumidores”, señaló el titular de Aspec.

¿Quién está detrás de los alimentos transgénicos?

Los grandes lobbys internacionales, especialmente financiados por las multinacionales del sector agroalimentario, como Bayern-Monsanto o Syngenta. Ellas apelan a todo tipo de estrategias para introducir sus productos e incrementar sus beneficios económicos. Sin embargo, la fuerte oposición ciudadana, especialmente en Europa, ha conseguido que grandes corporaciones, como BASF en Alemania, anuncien su retirada del mercado en este tipo de investigaciones.

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Los transgénicos en el Perú

En diciembre de 2011 se promulgó la Ley N° 29811 que establece una moratoria de diez años a la liberación de Organismos Vivos Modificados (OVM) en el ambiente. Los objetivos de esta ley son generar las líneas de base de las especies potencialmente afectadas por estos transgénicos, así como fortalecer las capacidades y desarrollar la infraestructura para la seguridad de la biotecnología. Esta ley designó al MINAM como la autoridad responsable de su implementación. La ley busca impedir el ingreso y producción en el territorio nacional de OVM, con fines de cultivo o crianza, incluidos los acuáticos, por el riesgo de contaminación de las especies nativas del Perú.

Para detectar la presencia de OVM en el ambiente, se cuenta con un Plan de Vigilancia ejecutado por el MINAM, el Organismo Nacional de Sanidad Pesquera (Sanipes), el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el Instituto de Innovación Agraria (INIA). Estas acciones han permitido descartar la presencia de OVM en el ambiente en las principales zonas productivas del país.

En ese sentido, a través de un trabajo coordinado con el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y el Sanipes, se realizan inspecciones de las semillas y peces ornamentales que ingresan al país a través de las importaciones, para descartar que sean OVM.

Sin embargo, parece que hace falta más esfuerzos para detectar OVM provenientes del extranjero. De acuerdo al biólogo José Álvarez Alonso, director general de Diversidad Biológica del Ministerio del Ambiente (Minam), “el uso del maíz transgénico MON 810 en las zonas agrícolas de Bajo Piura se originó, sin conocimiento, debido a la manipulación de lotes destinados al consumo directo”, señaló a la revista Agronoticias.

Lo que sucedió fue que los granos de maíz transgénico llegaron a Perú como insumo industrial, por ejemplo, para la producción de animales de granja, y en algunos casos terminaron vendiéndose en mercados donde los agricultores los compraron para siembra.

Resulta muy grave que en medio de la pandemia se cambie la legislación sobre los transgénicos. El 27 de mayo pasado, mediante RM 0123-2020-MINAGRI, se propuso crear un sistema regulatorio que permita la liberación comercial de cultivos transgénicos en el Perú.

De acuerdo a un comunicado publicado por varias organizaciones entre las que destacan Conveagro, ANPE Perú, Consorcio Agroecológico Peruano (CAP), ASPEC, la Asociación de Comunidades del Parque de la Papa, etc, se rechaza directamente el proyecto de “Reglamento Interno Sectorial sobre Seguridad de la Biotecnología para el Desarrollo de Actividades con Organismos Vivos Modificados para el Sector Agrario (Risba)”. Este proyecto amenazado por Bayern-Monsanto o Syngenta, representa una grave amenaza a la economía de miles de familias peruanas que han progresado gracias a la agroexportación, turismo y gastronomía, negocios que se basan directamente con la riqueza de nuestra biodiversidad.

[Publirreportaje]

Autor: Francis Melissa Rubio Castillo

Dni 41797339

Boleta B001-0004162

[El medio no se hace responsable por el contenido de este publirreportaje]

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