La delincuencia sigue tomando terreno en el país y, lamentablemente, el número de efectivos de la Policía Nacional del Perú no es suficiente para controlar este problema, que ha generado temor y preocupación en la población. Esta vez, dos delincuentes dejaron un arreglo floral, una carta extorsiva e intentaron quemar la vivienda de una familia en Tacna.
Según las investigaciones, las extorsiones vendrían como consecuencia de la disputa de terrenos con la propietaria de dicha vivienda. De acuerdo con la agraviada, ella ha recuperado el terreno en el mes de febrero. “Estamos haciendo diligencias preliminares para tomar evidencias mayores sobre el caso. Se encontró dos balas”, expresó la fiscal Patricia de la Cruz.
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Conforme la fiscal, la agraviada ha sindicado directamente a los dirigentes de la asociación que pretenden apoderarse de dicho terreno, que a la fecha se encuentra en disputa. “Quiero garantías porque nosotros estamos siendo víctimas de extorsión de un grupo de traficantes de terrenos”, precisó.
La propietaria de la vivienda afectada advierte que es la segunda vez que ha recibido amenazas de muerte por dicho terreno; sin embargo, esta es la primera vez que le intentan incendiar su vivienda, además de dejarle una carta con dos municiones y un arreglo floral.
La fiscal a cargo de la investigación anunció que se evalúa citar a las personas que fueron sindicadas por la agraviada. “Estamos trabajando en las investigaciones para determinar las verdaderas causas de estas amenazas”, precisó.
En tanto, la familia exige garantías para sus vidas.
En vísperas de la Semana Santa, desconocidos dejaron un sobre manila con un proyectil de arma de fuego en la puerta del domicilio de un sacerdote, en la ciudad de Ferreñafe.
En la denuncia hecha por el religioso Gregorio Ángel Sono Cabrera (68), en la Comisaria de Ferreñafe, la tarde del último sábado 23 de marzo, se indicó que se encontró el objeto amenazante cuando el sacerdote estaba alistando una misa virtual y salió de su vivienda para realizar unas diligencias.
Sorprendido por lo acontecido, el clérigo acudió a reportar el hecho ante las autoridades. En su declaración ante el agente de turno, señaló que hace un mes había recibido, en su teléfono celular, un mensaje amenazante a través de la aplicación WhatsApp, pero que borró el texto. El caso ha quedado en manos de los detectives de la División de Investigación Criminal (Divincri) Chiclayo, quienes realizan las indagaciones para dar con los autores del hecho. Se conoció que, lamentablemente, en la zona donde vive el sacerdote no existen cámaras de videovigilancia.
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