Cada 12 de octubre, desde 1996, se celebra el Día Mundial de la Artritis, fecha conmemorativa que busca sensibilizar a la población sobre esta enfermedad y expresar apoyo a los pacientes y a sus familiares. Pero ¿qué tanto conocemos sobre la artritis y qué avances se han presentado nuestro país? La especialista Rocío Gamboa, investigadora del Grupo Peruano de Estudio de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas en la Universidad Científica del Sur, explica todo al respecto.
“La artritis es un signo y un síntoma que puede ser parte de muchas enfermedades musculoesqueléticas. Implica dolor, rigidez y tumefacción articular que puede constatar el médico y experimentar el paciente. Por lo tanto, es un signo y síntoma que va a ser parte de muchas otras enfermedades”, señala Rocío Gamboa, también reumatóloga del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen.
Existe una diferencia entre la artritis como síntoma y como enfermedad en sí misma. “La artritis reumatoide ya se establece como una enfermedad propia e independiente, aunque existen otros males que pueden provocar artritis. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune inflamatoria”, explica la experta.
Gamboa afirma que las enfermedades autoinmunes se dan cuando el propio cuerpo se ataca a sí mismo, lo que provoca una reacción inflamatoria, entre otros síntomas. “El sistema inmune no responde de manera adecuada a los estímulos, como la defensa contra infecciones o contra algunos agresores. El cuerpo ataca a las células sanas y un órgano o más del cuerpo se ven dañados”, detalla.
En el caso de la artritis reumatoide, el daño se presenta principalmente en las articulaciones, aunque eso no implica que no se pueda extender a otros sistemas. La especialista precisa que el pulmón, los ojos e incluso el riñón pueden verse afectados.
La artritis reumatoide es una enfermedad que puede llegar a generar discapacidad. La investigadora remarca que ello se origina a partir de la destrucción articular y que produce efectos negativos en el paciente, tales como perder el trabajo, ser menos productivo y años de vida perdidos. Para evitar esto, los especialistas buscan atacar la consecuencia: el daño articular.
“Esto se debe realizar durante el primer año de la enfermedad. Pasado ese tiempo, no hay forma de evitar que el daño alcance estructuras aledañas. Si bien la artritis no se puede curar, se puede lograr la remisión, que es la ausencia de síntomas si es que hay un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno”, acota Gamboa.
Respecto a las edades en las que suele presentar esta enfermedad, la especialista asevera que la edad promedio es desde los 40 años en las mujeres. “Se trata de mujeres que están en plena actividad productiva. También puede haber pacientes mayores y menores. En menores de 16 años se llama artritis idiopática juvenil y tiene otras características”, resalta.
La experta describe que los signos de alerta que pueden advertir de una posible artritis reumatoide son el dolor articular (artralgia) y la rigidez en las manos, pies u otras articulaciones, principalmente durante las mañanas. Si la duración de esta rigidez supera los 60 minutos, es necesario acudir a un médico.
Otros síntomas a considerar son la imposibilidad de hacer puño y el dolor al dar la mano, especialmente cuando la presión es fuerte y que sucede por la compresión en cuanto a las articulaciones que conecta la palma con los dedos. “Estas señales de alerta deben hacer que el paciente acuda lo más pronto posible a un reumatólogo porque son signos de alerta que muestran que se podría tener la enfermedad”, advierte Gamboa.
Además de las pruebas físicas, existen exámenes que pueden ayudar a determinar el diagnóstico. “Hay dos anticuerpos importantes que se pueden detectar: el factor reumatoide y el anti péptido citrulinado cíclico, que son los dos anticuerpos más comunes que pueden estar presentes. También, en un estudio de imagen como la ecografía músculo esquelética se puede detectar”, asegura la experta.
A nivel internacional, el término pre-artritis se utiliza para definir a manifestaciones no clínicas que pueden hacer a un paciente propenso a desarrollar la enfermedad autoinmune en el futuro y que se monitorean para descartarla.
“Se deben tomar en cuenta factores de riesgo como la obesidad, el tabaquismo, síntomas como la fatiga o tener familiares de primer grado con artritis reumatoide”, destaca la experta. “En estos casos, se hace un seguimiento del paciente para detectar la enfermedad”, añade. Lamentablemente, este tipo de estudios aún no están disponibles en nuestro país.
Respecto a los avances que hay en nuestro país, la especialista sostiene que hay un retraso en el ámbito de diagnósticos tanto en Perú como en toda Latinoamérica. Esto se ha verificado mediante un estudio publicado en la revista científica Journal of Clinical Rheumatology, en el que participó Gamboa junto a Manuel Ugarte-Gil y otros investigadores.
“Se ha identificado un retraso [de diagnóstico] de cuatro años en comparación a otros países. Afortunadamente, esto se ha reducido gracias a la concientización de los médicos y también de los pacientes. Actualmente, en el hospital Almenara, donde está la Unidad Funcional de Artritis Reumatoide, tenemos alrededor de dos a dos años y medio de retraso diagnóstico”, remarca.
Gracias a los esfuerzos del Centro de Excelencia que lidera, en la Cohorte del Hospital Almenara, esta cifra se ha logrado reducir aún más. “El promedio de retraso actual ahora es de 0,4 a 0,5 años en este modelo especial que implementamos y pudimos romper esta brecha”, señala.
El estudio fue realizado entre el 2016 y el 2020, y publicado este año. Se realizó un seguimiento de 530 pacientes y se logró identificar qué factores determinaban que un paciente entre en remisión. “Cuando empezamos la primera medición, identificamos que solamente el 2,2% de nuestros pacientes entraban en remisión. Actualmente, esta cifra se elevó al 22,80% de remisión”, resalta la especialista.
Otro aspecto muy importante que fue detectado son las inconsistencias en el sistema de salud. Gamboa remarca que más del 59% de pacientes perdieron atenciones durante la pandemia de la COVID-19. “Esto es muy importante porque en los sistemas de salud del Perú es muy difícil de conseguir la adherencia, que es un pilar fundamental para que el paciente no solamente alcance la remisión temprana, sino que esta remisión se sostenga en el futuro”, agrega.
Resulta importante en ese sentido la acción por parte de los pacientes y una atención oportuna para lograr la remisión deseada. “Mientras más rápido el paciente entre en remisión, será mejor sostenerla en el tiempo. Esto garantiza que no desarrolle una discapacidad y que tenga una calidad de vida adecuada”, finaliza.