El próximo inicio de una tercera ola de Covid-19 en el Perú es casi un hecho, según diversos expertos. Incluso la presidenta de EsSalud, Fiorella Molinelli, advirtió que esta podría presentarse a fines de junio y alcanzaría su pico máximo en agosto. Y ayer, el propio ministro de Salud, Óscar Ugarte, indicó que existe el riesgo de que ocurra y depende de nosotros mismos.
Como se recuerda, en reciente diálogo con La República Ugarte dijo que se están comprando más camas con cánulas de alto flujo de oxígeno y camas UCI. Y ayer reiteró que para el 28 de julio llegarán a 3.000. Asimismo, indicó que se piensa dejar 300 plantas de oxígeno en el país, además de avanzar en la vacunación de la población.
A ello hay que sumar la decisión del Gobierno de autorizar la afiliación de todo ciudadano al Seguro Integral de Salud (SIS), pues uno de los grupos más golpeados por el virus ha sido el que no contaba con ningún seguro médico.
Todo esto ayudaría a hacerle frente a una tercera ola. Sin embargo, no sería suficiente.
Carlos Medina, jefe de Epidemiología del Hospital Cayetano Heredia, señala que las camas UCI ’'no van a solucionar el problema’', pues hay poco personal y la masificación de camas también genera consecuencias como infecciones intrahospitalarias.
Por ello, manifiesta que una mejor opción son los centros de oxigenación temporal, ya que para estos se requiere de menos tiempo para entrenar a los médicos y enfermeras que tratarán un paciente no crítico. También sostiene que el virus debe ser ’'atacado’' desde la atención primaria en salud.
Y es que, al evitar que un paciente agrave, también se previenen secuelas que en muchos casos impactan en la calidad de vida de la persona. ’'Si vienen temprano, el número que llegue a UCI disminuirá’', dice.
En esa línea, el infectólogo Augusto Tarazona, presidente del Comité Nacional de Salud Pública del Colegio Médico del Perú, resalta que mucho se habla del primer nivel de atención, pero lo cierto es que se le ha asignado más tareas, pero no más pruebas de diagnóstico, insumos ni brigadas.
’'Reactivar el primer nivel ha significado darles más tareas. Tiene que haber inversión para que se pueda reforzar en recursos humanos, infraestructura, equipos, entre otros’'.
Tarazona precisa que se debe mejorar la fiscalización, ya que, si esto no cambia, entonces los riesgos de olas epidémicas intensas continuarán. El control de aforos, resalta, se ha descuidado y no se está al tanto del cumplimiento de las medidas sanitarias. ’'Debería existir niveles de fiscalización’'.
El médico también propone identificar los focos de transmisión, como paraderos o mercados, y luego intervenirlos. ’'Eso reemplaza las cuarentenas generales en una ciudad’'. Añade que, de hacer ello, se podría controlar hasta el 80% de la transmisión del virus.
En tanto, el infectólogo Juan Villena considera que se deben reforzar las campañas de comunicación. Por ejemplo, se tienen que difundir más las medidas de protección, que, si bien ya se conocen desde que se inició la pandemia, aún hay muchas personas que no hacen uso correcto de ellas.
Medina, por su lado, señala que un error del Ministerio de Salud ha sido el no comunicar de forma oportuna y veraz a la población estos temas. Y agrega que se debería entrenar adecuadamente al personal de salud para saber qué medicamentos recetar, cuáles no y también cuándo hacerlo.
Por último, Tarazona menciona que una campaña más intensa también debería ir de la mano con la entrega de mascarillas y alcohol gel.
Tarazona explica que esta pandemia ha quebrado muchos modelos estadísticos que se tenían sobre epidemias. Considera que ha tenido un comportamiento ’'bastante errático’'.
Medina dice que la tercera ola estaría caracterizada por afectar a la población joven susceptible porque ya no habrá tantos adultos mayores en esta condición.
Infografía - La República
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