Por: Carlos Páucar
Las otras víctimas del nuevo coronavirus, además de los 800 mil infectados en el mundo, tienen un nombre: los murciélagos. El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) informó que su personal rescató unos 200 especímenes cuando pobladores del caserío de Culden, del distrito de Catache, en la provincia de Santa Cruz, en Cajamarca, utilizaron fuego para acabar con los mamíferos alados que hallaron en un local, temerosos de que sean portadores del COVID-19.
El grupo de rescatistas de SERFOR logró liberar a los sobrevivientes en una caverna alejada de dicho centro poblado. Los murciélagos están en el ojo de la tormenta después que algunos medios difundieron la versión de que el devastador COVID-19 surgió en los murciélagos. Opinaron que habría pasado por otra especie -creen que es el pangolín- antes de ser transmitido al ser humano.
Esa versión indica que todo surgió en uno de los mercados de Wuhan, provincia de Hubei, en China, donde se consumía sopa de murciélago. Algunos medios tomaron la versión y de inmediato se convirtió en viral. Es, sin embargo, una versión que aún se investiga.
El experto Linfa Wang, director del programa de Enfermedades Infecciosas Emergentes de Singapur, aclaró que aunque un estudio mostró similitudes genéticas entre un coronavirus hallado en murciélagos y el 2019-nCoV, no significa por sí mismo que haya habido una transmisión directa murciélago-humano.
La especialista en virología, Danielle Anderson, agregó que la versión sobre la sopa de murciélago tiene “una mezcla de drama y ciencia”. Recordó que los 41 pacientes que al inicio contrajeron el virus debieron estar cocinando o comiendo dicha sopa, pero “ningún informe probó esto”. Lo del origen del brote de Wuhan aún se investiga, pero ya hay anticuerpos contra una de las especies más valiosas del planeta y una de las más incomprendidas.
El murciélago no es un enemigo. Brinda importantes beneficio, pero la desinformación le ha hecho mucho daño. En principio son importantes controladores de plagas, el 70 por ciento de las especies existentes en el mundo se alimentan de insectos, muchos de ellos nocivos para la agricultura y nuestra salud, como los mosquitos transmisores del dengue y otras enfermedades.
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Son, como los colibríes y las abejas, importantes polinizadores. Al introducir su larga lengua en las flores, en busca de néctar, el murciélago ingresa también su cabeza y pecho lleno de pelos donde se impregna el polen que lleva a otras flores.
Y son dispersadores de semillas, como lo señala la investigadora Jessica Amanzo. Ella pone como ejemplo al murciélago frutero Artibeus fraterculus, muy común en la costa peruana. “Esta especie, así como otros murciélagos cumple un función en el medio ambiente. En este caso, ellos se encargan de dispersar las semillas que se encuentran en los frutos, eso se puede ver en sus heces”. Gracias al murciélago existen diversas especies forestales, debido a su labor de dispersores de semillas y polinizadores.
"Como todas las demás especies silvestres cumplen un rol fundamental en la naturaleza, no deben ser usadas para el consumo”, remarcó la directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del SERFOR, Jessica Gálvez-Durand. Lamentó lo sucedido en Cajamarca e invocó a los pobladores a no atacarlos, y dispersarlos con fuentes de luz.
Ciertamente los murciélagos son una especie de “reservorio” natural de muchos virus y son agentes transmisores, dice el investigador Enrique Angulo Pratolongo. “Pero ojo, también hay otros animales hospederos y transmisores de peligrosos virus, por ejemplo chanchos, aves y hasta insectos”, opina.
El murciélago tiene un fuerte sistema inmunológico, que el ser humano desafía y estresa al ser cazado o cuando se daña su hábitat. Pero, como hemos visto, brinda equilibrio a los ecosistemas y a la vida misma.
En diciembre del 2013, un programa de televisión emitió un reportaje alarmista sobre el “peligro” de unos murciélagos que aparecieron en Villa María del Triunfo.
Afirmaban que los vecinos se asustaron por “las manchas de sangre”.
Pero el biólogo, experto en estas especies, Richard Cadenillas, aclaró que eran “manchas de las heces, esa es la forma en que las semillas son dispersadas”. Tampoco eran “vampiros”, se sentían atraídos por las frutas.