Roberth Orihuela Q.
En medio del desierto árido y bajo una radiación extrema, el científico Saúl Pérez contempla el Mar de Cuarzos, un territorio con propiedades climáticas, geológicas y biológicas del planeta Marte.
Si no fuera por el cielo azul, el paisaje sería similar a las simulaciones ofrecidas del Planeta Rojo: rocas, cerros y colinas colorados debido a la concentración de hierro y otros minerales. En este territorio, uno puede alucinarse Mark Watney, el personaje principal de The Martian, la película que ficciona sobre el sobreviviente de la primera misión fallida a Marte. Sobrevive cultivando papas.
Las pampas de La Joya, una extensión del Atacama, uno de los desiertos más áridos del mundo, se ubican a una hora de la ciudad de Arequipa. En el kilómetro 80 por la Panamericana Sur, rumbo a Mollendo, hay un atajo para ingresar a territorio marciano.
La camioneta 4x4 de Pérez, científico astrobiólogo de la Universidad Católica San Pablo, recorre la trocha junto a su colega Thays Bentes de la Universidad do Vale do Paraiba en Brasil.
El científico conoce el terreno hace más de una década. Encontró este sitio con ayuda de su colega Christopher MacKay de la Administración Nacional de Aeronáutica Espacial (NASA) de Estados Unidos entre 2004 y 2006.
Gracias a este descubrimiento, el Instituto Internacional de la Papa realizó en 2017 un estudio de los suelos para confirmar si hay alguna variedad de esta que podría sembrarse.
El éxito fue rotundo. Veinte semillas respondieron, lo que demuestra que el tubérculo andino podría cultivarse en Marte.
No obstante, Pérez señala que cultivar papas en gravedad cero, radiación extrema y vientos huracanados sigue siendo un reto.
El astrobiólogo Julio Valdivia es presidente fundador de la Sociedad Científica de Astrobiología del Perú (SCAP). A él se le atribuyen los hallazgos de estas pampas marcianas y experimentos con las papas.
Él y Pérez promueven la instalación de una base de investigación marciana. Demandaría US$ 200 000 con instalaciones básicas. Se harían estudios geológicos y biológicos.
A futuro serviría de base para el entrenamiento de los astronautas que algún día viajarían a Marte.
Buscando vida en la nada
Pampas de La Joya no solo se asemeja a Marte, también es el lugar más seco del mundo, con menos de un milímetro de lluvia por año. Cero humedad.
La temperatura alcanza los 40 grados en ciertas épocas del año, la radiación ultravioleta alcanza el nivel 19 y, en las noches, el frío es extremo. La actividad biológica es casi inexistente allí.
La hostilidad climática se percibe apenas descendemos de la camioneta. El sol cocina. Ni el gorro evita la quemazón. Falta viento.
No hay vida. En todo el recorrido, no aparecen lagartos, arañas, ratones ni aves. Tampoco se avistan plantas. No obstante, se sospecha que hubo antes.
A eso ha llegado Bentes. La astrobióloga brasileña estudia el suelo para encontrar ADN de microorganismos poliextremófilos, es decir que soportan condiciones extremas.
En su primera visita, se llevó tierra del Mar de Cuarzos y obtuvo resultados fascinantes. Hay vestigios de pequeños microorganismos. Algunos fueron hallados entre las rocas, en donde cae algo de sombra. El ambiente extremo los ha fosilizado, pero están allí.
“Es algo que podríamos hallar en Marte. La investigación que hacemos es también para conocer qué seres vivos o microorganismos podrían soportar las condiciones marcianas”, indica Bentes.
El astrobiólogo Pérez también resalta que la investigación de estos suelos podría ayudar a las futuras necesidades del planeta. “Si consideramos que algún día podríamos quedarnos sin agua, ya conoceríamos la forma de cultivar en esas condiciones. También puede ayudar para sitios donde hoy mismo no hay buenas condiciones para sembrar alimentos”, explica.
Daño latente
Sin embargo, Pampas de La Joya se ha ido contaminando en los últimos años. Ha sido víctima de la exploración minera y de las invasiones de terrenos.
En el perímetro, se asientan diversas asociaciones de vivienda que esperan la formalidad con paciencia. Aún no han llegado al territorio análogo a Marte.
La mayoría de ellas están en terrenos que pertenecen al Ejército peruano. Hoy mismo buscan adquirir los terrenos.
La minera Southern Copper tiene cerca una base para las exploraciones de minerales.
“Siempre donde se halla este tipo de cuarzos hay una buena probabilidad de que haya oro”, señala mientras bajamos el cerro que separa la base de la zona del Mar de Cuarzos.
Desde la empresa minera, han señalado que ya no están haciendo exploraciones, pero mientras estuvimos pudimos ver a gente y vehículos entrando y saliendo de la base. Hace un año incluso evitaron que Pérez ingrese a Pampas de La Joya.
Con la misión científica, en camioneta, nos trasladamos a otras zonas similares a Mar de Cuarzos. Llegamos a Paleolago, un lago antiguo y totalmente seco; luego, a Blacky, una planicie con rocas y terreno salino. En ambos, Bentes recoge muestras que luego estudiará en Brasil.
Pérez explica que si la intervención humana sigue extendiéndose por el desierto de Pampas de La Joya, este terreno único en nuestro planeta podría perderse. Y con ello, también el país y la región perderían la oportunidad de encabezar la investigación astrobiológica con miras a la colonización del planeta Marte.
Pampa La Joya
Convenio con el Ministerio de Defensa
La Sociedad Científica de Astrobiología del Perú (SCAP) negocia un convenio interinstitucional con el Ministerio de Defensa para preservar Pampas de La Joya y, luego, implementar un programa de investigación.
Julio Valdivia señala que, con estos convenios, se espera detener las exploraciones de Southern. También se retiraría a los invasores de terrenos.
Carla Chávez, coordinadora del convenio, explicó que solo están esperando por las firmas del ministro Walter Martos. Luego, firmarán un convenio con el Ejército.
Entre tanto, no hay eco en las autoridades regionales. La exgobernadora Yamila Osorio conocía del proyecto por intermedio de Valdivia, pero nunca le dio ninguna respuesta ni mostró interés. En tanto, el gobernador Elmer Cáceres Llica tampoco lo conoce.