Enseñan a mujeres a cocinar con sangrecita para luchar contra la anemia

En Cullhuas, uno de los distritos más pobres de Huancayo, región Junín, la anemia afecta al 72% de niños menores de tres años de edad.,La enfermera del centro de Salud de Cullhuas, el décimo segundo distrito más pobre de Junín, Carmen Vilcamiche, dejó las jeringas por unas horas y se puso el mandil de chef, en la cocina del puesto de salud de la comunidad de Pihuas. Las madres de familia y mujeres gestantes, convocadas con días de anticipación, esperan en la sala el momento de aprender a preparar un arroz chaufa y una mazamorra morada con sangrecita, rica en hierro, para luchar contra la anemia. En 2016, de 85 niños menores de tres años evaluados por el centro de salud de Cullhuas, 61 padecían este mal: el 71.8%. PUEDES VER Midis: "Es inaceptable que el Perú, como país gastronómico, pueda tener niveles graves de anemia" La doctora responsable ha dibujado las arterias y venas del cuerpo por donde circula la sangre. Su dibujo parece un río con bolitas anaranjadas, que representan a los glóbulos rojos. Se las muestra a las mujeres y les pregunta «¿de qué color está mis glóbulos?» —Anaranjados, responden. —¿De qué color deben ser? —Rojos. —La anemia es cuando nuestros glóbulos rojos están pálidos por falta de hierro. Por eso debemos comer alimentos ricos en hierro como el hígado, las vísceras y la sangrecita—, les explica. Las neuronas son células cerebrales que durante los primeros años de vida se organizan y establecen conexiones entre ellas, denominadas sinapsis, a una gran velocidad. En los primeros 36 meses de vida, es decir, los primeros tres años, ocurren hasta 700 conexiones neuronales por segundo y «es la única etapa de la vida en que se producen». La anemia, igual de que la desnutrición infantil, afectan ese proceso de conexión entre las neuronas y pone en desventaja a los niños que la padecen, puesto que estos desarrollarán menos capacidades frente a niños bien nutridos. Sangrecita en las comidas…. Las mujeres hacen muecas de incredulidad. Las veo y pienso: en casa nunca hemos añadido la sangre de los animales a las comidas. —No se siente la sangrecita —insiste la enfermera—. ¡Ya lo van probar! Y es barata. En el mercado les costará dos soles, mucho menos que un kilo de pollo. Pero acá tenemos carneritos, chanchitos, la gallinita; cuando los matamos no hay que desperdiciar la sangrecita. Sangrecita, con cariño. Cullhuas es el cuarto distrito más pobre de la provincia de Huancayo, con hasta 66% de pobreza. Los tres primeros son Pariahuanca, con 77.5% de pobreza, Chacapampa (68.9%) y Santo Domingo de Acobamba (67.9%), según el Mapa de Pobreza Provincial y Distrital, elaborado por el INEI en 2013. Cullhuas es quizá el distrito con unas de las brechas más altas en el acceso a agua potable y saneamiento básico. Sus pobladores se abastecen del líquido vital de pozas de agua de lluvia, o recolectan el agua de la lluvia del tejado de sus techos, como lo hacen en el jardín de niños y en la escuela: con unos tubos conducen el agua del techo hacia cisternas de 90 litros. Los que pueden, lo trasladan desde el arroyo que pasa por la carretera hacia Huancavelica. En los meses de estiaje, los alumnos del colegio secundario, llevan agua en botellas para lavarse las manos después de ir al baño —que es un pozo ciego—, lavar las frutas antes de consumirlas en el recreo y otros usos. Dos gotas de lejía convierten un litro de esta agua en utilizable para preparar las comidas, el aseo personal, pero no para beberla; para eso, hay que hervirla. Las madres lo saben y aquí lo repiten de memoria: dos gotas por litro de agua. La exclusión al acceso al agua segura para consumo humano es uno de los factores que impacta en el estado nutricional de los niños: puede producir diarreas, enfermedades respiratorias, parasitosis u otras. En esto cuenta mucho la capacidad de gestión de los Gobiernos Locales para atender las necesidades de su población. En el caso de Cullhuas, de un presupuesto de 36 mil soles del Programa Nacional de Saneamiento Rural, la municipalidad distrital ha gastado cero soles en el 2017. El dinero era la para la “ampliación del sistema de abastecimiento de agua potable”. En agosto de 2016, varios pobladores del distrito marcharon a Lima para exigir la culminación de una obra de saneamiento, presupuestada en 10 millones de soles, que data del 2012 y que no ha sido concluida. En ese entonces, el alcalde Nisaias Canchaya demandó una drástica sanción a su predecesor, Zenón Corilloclla, y los colaboradores de este, Alipio Tovar y Michel Palacios, hoy alcaldes de Huancán y Huayucachi, respectivamente. En el país, casi tres millones y medio de personas carecen de agua potable, la mayoría de ellos viven en zonas rurales. Y ocho millones no acceden a sistemas de alcantarillado para disposición segura de excretas. Por ahora la lluvia ha provisto del agua con que la enfermera Vilcamiche, con ayuda de personal técnico y un grupo de alumnas de sociología de la Universidad Nacional del Centro, les explica a las madres de Pihuas paso a paso cómo preparar el chaufa con sangrecita: una vez sancochadas o pre cocidas, cortarlas en cuadraditos pequeños. Luego freírlas con aceite en la sartén, a la cual hay que agregar la cebollita china ya picada, los trocitos de huevo batido frito, sal, kión y sillao al gusto. Mezclar todo con el arroz blanco previamente graneado y servir. Al comerla, no se siente el sabor de la sangrecita. En el caso de la mazamorra, hay que licuar la sangrecita antes de agregarla al agua que ha hervido con maíz morado, canela y clavo de olor. Después, irá el chuño inglés, la piña cortada en pedacitos y azúcar al gusto. La presencia de la sangrecita es imperceptible y no afecta al sabor final. Así, la lucha contra la anemia les saldrá barata a las madres de Cullhuas. Pero también necesitan que sus autoridades resuelvan el acceso al agua potable. Y reciban educación para la adecuada preparación de los alimentos.