FEDERICO ROSADO Periodista,Los dos últimos hechos en el Colegio de Abogados de Arequipa, irregularidades en la elección de la nueva directiva y la clausura de su local por incumplir normas de seguridad, plantean una cuestión de fondo: ¿para qué sirven los colegios profesionales? Estas instituciones son colectivos de profesionales de una disciplina, creadas solo por ley, con dos fines principales. El primero se centra en la defensa, ejercicio ético, capacitación y prestigio de la profesión; el segundo supone una utilidad a la sociedad. ¿Tiene usted conocimiento sobre sanciones, por ejemplo, de psicólogos que realizaron malas prácticas a pacientes? ¿Qué colegio publicita qué y cómo debe ser el ejercicio profesional para que los usuarios no sean maltratados o engañados? ¿Se enteró acerca de las nuevas tendencias, por ejemplo, de contabilidad? O, ¿sobre el indulto humanitario a Fujimori los colegios de médicos o abogados emitieron dictamen? ¿El de profesores, sobre la evaluación censal? ¿El de arqueólogos, sobre la extinción del Centro Histórico arequipeño? En el Perú existen 35 de estas órdenes. Noticia: hay de bibliotecólogos, estadísticos, físicos, geógrafos, licenciados en cooperativismo, matemáticos, traductores. Lo normal en esas organizaciones es que cuando hay que renovar la directiva haya problemas: guerra sucia, padrones mal hechos, comités electorales amañados, etc. El récord mundial lo tiene el ilustre Colegio de Profesores; una muestra más de coherencia profesional: cómo enseñar a fraudar una elección, desconocer al escogido y crear una directiva paralela. En menor proporción, sólo se presenta una lista, no porque haya consenso, sino por la insignificancia del colegio. El flamante decano, dueño temporal del colegio, usa el puesto para fines protocolares, salir en páginas de sociales, ampliar sus influencias. O, sin ningún escrúpulo, se dedica a saquear el colegio. Alguna vez, uno de estos profesionales, de honesto proceder, fue elegido decano. Decidido a hacer las cosas bien, eliminó las cuchipandas y otras banalidades. Uno de sus asesores le dijo que todo lo podía eliminar menos el almuerzo, el más costoso de los ítems descartados. “Doctor, si quiere usted ser bien recordado, ponga la carne más grande, full chelas y verá”. El doctor se quedó pensando. Como usted... bien sabe. ❧