La menstruación ha sido un tema tabú por muchos años, esto ha permitido que se creen mitos y falsas historias acerca de ello. Por ejemplo, en 'Historia natural', Plinio el 'Viejo', un militar e intelectual romano del año 77 d. C., mencionó que, según creencias populares de la época, el contacto con la sangre menstrual podía avinagrar el vino, volver infértil la tierra y causar la muerte de colmenas de abejas.
En la actualidad, sabemos que el periodo menstrual es un proceso natural para las mujeres y personas menstruantes. Sin embargo, durante muchos años, estos temas eran prohibidos en reuniones sociales y dentro de las familias. En esta nota, te contamos cuáles fueron los primeros productos menstruales a lo largo de la historia.
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Durante muchos siglos, era común emplear prendas de franela o tela tejida hecha en casa, antes de ello, incluso se optaba por el libre flujo menstrual, sin usar ninguna de estas prendas. Con el inicio del siglo XX, surgieron preocupaciones sobre la higiene menstrual y el crecimiento de bacterias en los productos reutilizables mal lavados.
Aquello generó un nuevo mercado de productos menstruales "higiénicos". Entre 1854 y 1915, se patentaron veinte artículos menstruales, entre ellos, las primeras copas menstruales hechas de aluminio o caucho, los pantalones de goma y las toallas Lister, que fueron precursoras de las toallas higiénicas modernas.
Las predecesoras de las toallas higiénicas actuales. Foto: Genial.guru
A partir de la década de 1870, los productos menstruales comenzaron a ser vendidos puerta a puerta. Al respecto, tuvieron que pasar veinte años más antes de que los primeros bienes comerciales estuvieran disponibles en catálogos.
A pesar de que los inventores comenzaron a reconocer la necesidad de estos productos, los tabúes morales que rodeaban la menstruación aún hacían que los consumidores fueran reacios a ser vistos comprándolos. Esto fue evidente en el fracaso comercial de las toallas Lister, las primeras toallas desechables hechas de gasa y algodón, que salieron al mercado en 1896.
Durante la Primera Guerra Mundial, se descubrió que la celulosa era más eficiente en la absorción de sangre que las vendas de tela, lo que llevó a la creación de la primera toalla higiénica Kotex, en 1918. Con el tiempo, surgieron los tampones desechables en la década de 1930, aunque su aceptación fue cuestionada debido a preocupaciones morales y de higiene. Sin embargo, se llevaron a cabo campañas publicitarias para promocionar estos productos, y permitir que las mujeres participaran en actividades y deportes durante su periodo.
En la actualidad, existen diversas opciones para gestionar el periodo menstrual, como ropa interior para la menstruación, copas menstruales, tampones y toallas orgánicas, entre otros. Cada vez más personas optan por métodos reusables y orgánicos, por preocupaciones ambientales.
Si bien es cierto que la mayoría de periodos no son incapacitantes, algunas personas tienen condiciones médicas que causan mucho dolor y sangrado en exceso. Foto: Con la Mujer.blog
Asimismo, cada vez más, las mujeres, las personas menstruantes y la sociedad, en general, comprenden que no deben esconder la existencia de la menstruación, puesto que no es antihigiénica.