El sexo anal no tiene por qué ser siempre doloroso. Tal vez lo intentaste, pero no lo hiciste de la forma correcta. De hecho, esta práctica sexual puede llegar a ser muy placentera si se hace con los cuidados adecuados.
Para conocer cuáles son las razones por las que el sexo anal se vuelve doloroso y no placentero, los sexólogos Eirelyn Gómez y Christian Martínez nos lo explican y nos dan recomendaciones.
Primero hay que resaltar que alrededor del ano hay muchísimas terminaciones nerviosas que pueden ser muy placenteras si es que estas se estimulan de manera adecuada.
Eirelyn Gómez señala que el ano, a diferencia de la vagina, no tiene una propia lubricación; por ende, en cualquier actividad sexual del tipo anal se debe usar lubricante. Además, los músculos del esfínter del ano están naturalmente apretados para controlar las heces.
Por otro lado, el sexólogo Christian Martínez menciona que, normalmente, se piensa que la pose del perrito es la más común para el sexo anal, pero en realidad esta no es la más adecuada. “Para que haya una correcta penetración anal, el ano debe estar relajado y en posición de perrito los músculos se tensan y cuando está estirado el músculo no se puede dilatar”, dice el especialista.
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En cuanto a la prolongación o intensificación del dolor, los sexólogos señalan que se pueden dar por las siguientes razones:
En el sexo anal debemos utilizar un lubricante adecuado para tener mayor placer. Foto: Unsplash
Asimismo, Martínez señala que hay que tener en cuenta que las primeras experiencias del sexo anal suelen ser dolorosas y hacen que se cree una predisposición negativa a este acto.
“Después de una primera vez que hubo dolor, es probable que no haya una segunda vez. En muchos casos sucede que la primera vez no se busca una dilatación correcta y varias veces pasa que la persona que va a penetrar lo quiere hacer de frente sin una estimulación previa, por lo que la introducción va a ser dolorosa y va a arder”, dijo.
En la misma línea, el sexólogo dijo que en estos casos la zona anal puede sufrir un tipo de desgarro, ya que por la introducción forzosa la herida se queda abierta y como es una zona que de por sí acumula gérmenes se pueden producir infecciones.
Ambos expertos concluyeron que las precauciones que se deben tener en cuenta para el sexo anal son las siguientes:
Finalmente, Eirelyn Gomez dijo que el ano no tiene orientación sexual. “Las prácticas sexuales anales es independiente para cualquier persona independientemente de su género, sexo u atracción sexual”.
El lubricante íntimo ayudará a disminuir el dolor durante la penetración y dilatará el ano. Es por ello que debe escogerse un producto específicamente para este tipo de práctica sexual.
Otro detalle es que el lubricante debe ser compatible con el preservativo, es decir, no tenga elementos químicos que puedan dañarlo.
La mayoría de estos productos están hechos a base de silicona, pero también hay otros a base de agua, los cuales tienen una textura más natural, en caso seas alérgico.
La zona del ano y recto son sensibles. Se pueden producir fisuras al momento de la penetración que pueden favorecer la entrada de gérmenes u ocasionar hemorragias. También, la mucosa del recto también tiene un mayor riesgo de transmisión de infecciones sexuales.
De este modo, además del VIH, se pueden contagiar otras infecciones sexuales como gonorrea, hepatitis (A, B y C), sífilis y herpes genital—estas dos últimas se contagian debido al contacto piel con piel. Además, cuando se practican relaciones sexuales anales sin condón se pueden propagar a través de restos de materia fecal en el recto parásitos como la Giardia—que puede provocar infecciones en el intestino delgado y cuyo síntoma principal es la diarrea, amebas intestinales y bacterias como E. Coli.