Muchas parejas quieren salir de la monotonía sexual e intentan buscar prácticas para innovar durante sus encuentros sexuales. En este sentido, el Shibari, una de las tantas prácticas sexuales que existe dentro del mundo del bondage, se convierte en una opción para aprender en pareja. Karo Watanabe, creador de Koi Shibari Estudio, tiene 10 años de experiencia en este arte japonés. Él empezó con su expareja dentro de una comunidad BDSM (Bondage, Dominación, Sumisión, Masoquismo) en Perú, con la guía de Roy Burn y hoy son unos experto en el tema. Conoce sus consejos y detalles sobre esta atadura japonesa.
Tanto Roy como Karo, señalan que esta es una práctica sexual alternativa sadomasoquista y consensuada, de origen japonés, que tiene como instrumentos cuerdas para que una persona (dominante) amarre a otra (sumisa) en búsqueda del placer de ambos; sin embargo, es usada también como terapia o para realizar una performance.
Hay dos aspectos importantes dentro del Shibari: el control y el dolor. Esta práctica es un intercambio de poder, porque hay una persona que controla la situación y otra persona que se somete a ese control.
“El hecho de que uno pierda el poder hace que tenga sensaciones como la adrenalina, y de parte de la persona que domina el tema de sentir que tiene el control hace sentir una sensación de poder abrumadora. También está el aspecto del placer del dolor de ambas partes, uno por hacerlo sentir (dominante) y el otro por sentir (sumisa)”, explica Watanabe.
“Con Shibari puedes dar placer, dolor, vergüenza, introspección, relax, depende de tu técnica y de tu intención detrás de ella. Siempre hay una intención, sino se trataría de algo estéril y solamente visual”, agrega Burn.
Foto: Koi Shibari Estudio
Asimismo, el creador de Koi Shibari Estudio señala que a través de la atadura se establece una comunicación entre las personas que lo realizan. ”Esto no es como amarrar un paquete y luego de que lo amarras ocurre la magia. Hay poses o movimientos que uno hace para que la otra persona sienta mientras se le está amarrando”, enfatiza.
No es una actividad 100% segura; sin embargo, para empezar hay que explicar todos los riesgos. “Hay que pensar también que hay personas que piensan que por temas de peso no pueden practicar el Shibari. Esto no se trata solamente de suspender a una persona, pero sí es necesario que la persona tenga en cuenta sus puntos débiles como problemas respiratorios o circulación”, recuerda Karo.
“También se debe ver el tema de límites, como qué cosas se podría hacer y qué no durante la sesión, como tocar partes del cuerpo que se consideran invasivas, estimulación genital, caricias, besos o penetración. Asimismo, debemos tener a la mano herramientas por si hubiera alguna emergencia, como tijeras.”, recalca el experto.
Foto: Koi Shibari Estudio
El consentimiento es básico en todas las prácticas sexuales. “Si yo lo deseo, pero mi pareja no, entonces no es viable. Hay otro error que cometen muchas personas: no les gusta, pero lo hacen para complacer. Esto puede generar frustración a quien no desea. Lo ideal es buscar una práctica que les guste a los dos”, señala la sexóloga Eirelyn Gomez.
De la misma forma, la comunicación y la confianza es la clave de todo. “La idea es generar placer y tener en cuenta el umbral de dolor de la otra persona, por eso es que el tema de la señalización es fundamental”, agrega la especialista.
Por otro lado, la experta resaltó que cuando se inicia esta práctica, se debe ir de menos a más y buscar talleres o libros de temas, ya que el Shibari tiene niveles y es necesario pasar por cada uno de ellos.