La marcha en el centro de Lima para exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, adelanto de elecciones generales, asamblea constituyente y justicia para los asesinados en las movilizaciones de principios de año, desencadenó en una fuerte represión de la Policía contra los manifestantes, que por momentos fue brutal.
La movilización se inició de forma pacífica a las 5:00 p.m. desde la plaza Dos de Mayo, pero en el camino se fueron sumando delegaciones que llegaron de la zona norte, sur y este de Lima.
Cuando llegaron a la plaza San Martín, las fuerzas del orden quisieron evitar que se concentren allí, lo que originó la protesta de los manifestantes. Entre las 6:30 y 7:00 p.m. lanzaron bombas lacrimógenas para expulsar a los ciudadanos que estaban protestando. Incluso, trataron de evitar que la prensa registre lo que ocurría.
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Saldo. Brigadista resultó herida y tuvo que ser evacuada. Foto: Aldair Mejía/EFE
Pese a ello, a través de las redes se reportaron las agresiones contra los ciudadanos, como el momento en que efectivos policiales empujan a ciudadanas aimaras que estaban en el monumento al libertador.
En otro momento, un efectivo policial jalonea a un par de jóvenes, tratando de quitarle a una de ellas los lentes de protección y su máscara antigás. Durante el enfrentamiento resultaron heridos una brigadista, que fue evacuada por sus compañeros, y un policía que recibió atención inicial por médicos que asistieron a la movilización.
La coordinadora Nacional de Derechos Humanos denunció que policías encubiertos fueron detectados participando en detenciones. En su cuenta de Twitter remarcaron que según la CIDH y la ONU, todos los policías deben estar identificados durante las protestas debido a que el anonimato favorece los abusos y la impunidad.
Las brigadas 14N denunciaron que un grupo terna detuvo a uno de sus integrantes, a quien identificaron como Vladimir Molina, pese a no haber realizado actos violentos ni dañar el patrimonio. Varios colectivos anunciaron que las marchas continuarán el 27 y 28 de julio.