De miedo

La fiscalía y el Poder Judicial realizan un trabajo destacado para investigar y juzgar la corrupción. Pero obnubilados por el aplauso, han perdido la ruta. Olvidan que en un país dividido, muchos aplausos esconden una revancha política.

Así, los fujimoristas aplaudieron la prisión de los Humala. Los antifujimoristas y “caviares”, la prisión de Keiko. Los “caviares” y desheredados de los ‘90, la muerte de AG. Al buscar contentar a todos se pierde la confianza y el respeto. Caemos en una justicia del miedo.

Los jueces y fiscales tienen miedo a que los aplausos se terminen, a volver al anónimato, a ser acusados de corruptos o de obstruir por ejercer un control, pedir una explicación o diferenciar una decisión política de un delito. A archivar.

Hay miedo entre los abogados. Prefieren guardar silencio, mirar a otro lado o, lo que es grave, abstenerse de defender esos casos para no ser tachados de "abogánster" o que te allanen la oficina por ejercer la defensa.

Hay investigados, testigos y sus familias al borde de un ataque de pánico. La sospecha te convierte en culpable. Te pueden llevar a prisión o impedirte salir del país por cualquier motivo. Entonces, mentir se convierte en una posible salida. ¡Cuidado!

Veo miedo de preguntar y cuestionar en algunos colegas, para que el WhatsApp de Rafael y José no te deje en visto. A los únicos que no veo con miedo es a los corruptos. Ellos tienen la información que el fiscal quiere escuchar y la administran para estar en casa y seguir con los negocios.

El miedo no es justicia.