Falta Estado en San Juan de Lurigancho.,El pasado 13 de enero, centenares de vecinos del distrito de San Juan de Lurigancho fueron sorprendidos durante la madrugada por un aniego de aguas servidas que alcanzaron una altura de 1,5 metros. La inundación de casas y calles con aguas residuales expuso a miles de personas a enfermedades peligrosas en pleno verano, dañó la propiedad pública y privada, impidió el acceso de las personas al agua potable y generó la alteración de las actividades cotidianas en el distrito más grande de Lima. Según el informe oficial del Gobierno Central, el motivo de este desastre es la rotura del colector principal ubicado en la estación Pirámide del Sol perteneciente al Metro de Lima, un ducto colocado en ejecución del contrato para la construcción de la Línea 1 del Metro de Lima por el consorcio formado por las empresas Odebrecht y Graña y Montero, contrato suscrito en el gobierno de Alan García y ejecutado en la gestión de Ollanta Humala. La discusión sobre este desastre versa tanto sobre la colocación del colector principal y, por lo tanto, el origen de la falla, donde se advierte la intención de eludir responsabilidades por parte de quienes estuvieron ligados a esa obra, como sobre la atención al desastre mismo, especialmente de los damnificados, entre los cuales los más perjudicados suman 2 mil personas de más de 200 casas. Otro medio millón de personas se han visto afectadas por el corte del servicio de agua, una parte de los cuales viven en las partes altas de ese distrito. Los problemas se acumulan con el paso de los días. Luego de tres semanas no se ha repuesto el servicio de agua en su totalidad, se han producido otros aniegos en ese distrito, y no solo en la zona cercana al desastre principal. Del mismo modo, el pago del seguro a los damnificados experimenta retraso y desorden, un monto claramente insuficiente en su condición de compensación de un seguro que no es lo mismo que un bono asistencial. Varias limitaciones exponen la respuesta del Estado a este desastre, la primera de ellas la falta de un protocolo de asistencia para encarar primero la emergencia, lo que debería haber conducido a que se garantice de inmediato vivienda y alimentación a centenares de víctimas cuya condición de ciudadanos ha sido menoscabada. La descoordinación de los ministerios, la precariedad del municipio distrital, el incumplimiento de los anuncios de Sedapal y las omisiones de Sunass formaron un cuadro caótico que ni las fotos de los políticos en el lugar del desastre pudieron esconder. Son bienvenidos todos los anuncios de investigación respecto al origen de la falla porque deben quedar establecidas las responsabilidades políticas y técnicas, especialmente si ahora mismo se están retirando y recolocando miles de ductos en la construcción del Metro de Lima y no deseamos más sorpresas. Sin perjuicio de ello, no debe olvidarse que a pocos minutos del Centro de Lima miles de compatriotas de San Juan de Lurigancho, que no tienen acceso al agua hace 21 días, se preguntan dónde está el Estado.