En cierto modo, la cirugía plástica de Dina Boluarte hace pendant a sus joyas. No hay que olvidar que es la primera mujer que preside el Perú. Arreglarse y adornarse son prácticas femeninas. Que Boluarte las realice con poca transparencia ya es un rasgo personal, como los viajes a balnearios del sur en el Lexus de Palacio.
La cirugía que comentamos es perfectamente humana. En otras circunstancias, quizás los comentarios públicos hubieran sido sobre si la intervención la mejoraba o la dejaba igual (dos formas de piropo). En este caso, la reacción ha sido sobre si el nuevo perfil amerita vacancia, una salida poco galante frente a quien se ha embellecido para beneficio del público.
Algunos piensan que este es el tema y el momento para poner en marcha una nueva propuesta de vacancia presidencial. Pero los argumentos para ello son medio moralistas y no van a convencer a suficientes congresistas. Hacerse la cirugía, aun si es en secreto, solo parece causal de raje a la presidenta y ni siquiera pertenece a la política.
Quienes echan mano al argumento de la cirugía revelan que no tienen otros para promover su causa. Malos ministros intactos tendrían mucha más fuerza anti-Boluarte, y se podría empezar a resolver con sucesivas censuras.
Boluarte está en la edad, el cargo y la perspectiva en que un rostro bien producido es de enorme utilidad para mujeres, hombres y otros. En este caso, es importante reconocer que se trata de un rostro que representa a la nación. El procedimiento para llegar a la transformación no ha sido ortodoxo, pero eso no lo hace culposo, creemos.
¿Era necesario? No hemos conocido a nadie que haya caído bajo el bisturí del cirujano plástico que no lo considerara necesario. Esa necesidad incluso puede manifestarse como una urgencia desesperante. ¿En qué momento de su viaje a las alturas le llegó a Boluarte esa comezón? Quizás esperó el momento desde el inicio.
Si la crítica política va a empezar a incluir decisiones personales, entonces no se va a dar abasto. Este fin de año hemos visto algunos cambios de peinado sorprendentes en algunas congresistas y en algunas estrellas de la TV política. El cambio de estación está sacando del armario algunas prendas insospechadas. Y así sucesivamente.