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Opinión

Lo que nos enseña la evolución de Colombia, por Verónica Sifuentes

Colombia es una inspiración y un llamado a la acción para, desde el sector privado, ejercer un rol más propositivo y articulador en la definición y puesta en marcha de una visión de desarrollo compartida, tanto nacional como local.

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Medellín, "La Ciudad de la Eterna Primavera", ofrece un clima agradable todo el año, ideal para explorar sus paisajes y disfrutar de la vibrante Feria de las Flores. Foto: Hayo

(*) Por Verónica Sifuentes, gerente general de Es Hoy

Colombia ha atravesado años muy duros de conflicto y violencia, marcados por el terror del narcotráfico en los 90. Los altísimos niveles de homicidios, secuestros y violaciones de derechos humanos lo convirtieron en el país más violento del mundo. Sin embargo, poco a poco, su camino fue tomando un rumbo totalmente distinto.

Su resiliencia y capacidad de organización social y empresarial, junto con un proceso de descentralización con mejores resultados que el nuestro, han permitido que Colombia, a pesar de sus desafíos, avance más rápido en el camino hacia el desarrollo. Incluso, diversas iniciativas impulsadas por el sector privado y la sociedad civil en el Perú han nacido inspiradas en otras del país del norte, como Empresarios por la Educación o Lima Cómo Vamos.

Pero es particularmente destacable el caso de Medellín, que pasó de ser la ciudad más insegura del mundo a convertirse en un hub de innovación, ciencia y tecnología de Latinoamérica. Esto gracias a una visión compartida y una estrategia clara, pero sobre todo gracias a un trabajo consistente y articulado entre actores clave de la sociedad (empresa, Estado, academia y sociedad civil) enfocados en un mismo objetivo. Esto supone un marco de acción colaborativo, en el que todos tienen claro hacia dónde hay que llegar y el rol de cada uno para conseguirlo y, sin duda, confianza en el otro.

El primer paso fue reducir la violencia, para luego promover ciudadanía a través de la Cultura Metro. Esto sentó las bases para la generación de confianza y la capacidad de colaboración, que permitió, posteriormente, que todos sueñen y trabajen para que Medellín se convierta en una ciudad de referencia en cuanto a innovación, ciencia y tecnología.

Hace algunas semanas, estuve en Colombia como parte de una visita de aprendizaje organizada por Fundación Corona, BID Lab y la Cooperación Económica Suiza - SECO, para conocer su experiencia en la implementación y escala del mecanismo de financiamiento basado en resultados en el país del norte. Pago por Resultados es un innovador modelo que asegura eficiencia, colaboración y transparencia en la gestión de proyectos sociales, donde el desembolso de recursos económicos no está vinculado a actividades (número de capacitaciones, por ejemplo), sino a resultados concretos que se establecen de forma previa y que son medibles y verificables, garantizando así impacto y consistencia en las intervenciones.

En el Perú, a través del programa “Por Más” ejecutado por Es Hoy, con el apoyo de BID Lab y SECO, estamos trabajando con mucho entusiasmo para escalar el uso de este mecanismo tanto a nivel de sector público como privado. La experiencia colombiana nos demuestra que sí es posible escalar el uso de este mecanismo de financiamiento: solo en Colombia se han movilizado en los últimos seis años más de USD 15 millones de recursos públicos y privados bajo este esquema de financiamiento de proyectos sociales, generando más de 14,000 empleos para personas vulnerables.

Además de aprender sobre pago por resultados, este viaje también me permitió conocer de cerca el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de Medellín: Ruta N y su aporte en el desarrollo masivo de talento digital para que Medellín atraiga a las mejores empresas de tecnología y se genere empleo local; el Comité Universidad Empresa Estado (CUEE), plataforma multiactor que articula la ejecución de iniciativas concretas que generan crecimiento socioeconómico regional en ciencia, tecnología e innovación; y el rol de la Cámara de Comercio de Medellín en el fortalecimiento de la competitividad y el desarrollo social de Antioquia.

Colombia es una inspiración y un llamado a la acción para, desde el sector privado, ejercer un rol más propositivo y articulador en la definición y puesta en marcha de una visión de desarrollo compartida, tanto nacional como local. Su tejido empresarial lo permite: más unido, proactivo y convocante, menos centralizado y con capacidad de incidencia para impulsar el crecimiento inclusivo. En paralelo, el Estado colombiano apuesta en grande, con empresas públicas eficientes, un cuerpo de servicio civil fortalecido y apertura para impulsar modelos de colaboración público-privada.

En nuestro país, un ejemplo concreto de articulación es la Mesa Técnica de Talento en Tecnología y Futuro del Trabajo, que impulsamos en Es Hoy, APOYO Consultoría y Perú Sostenible, buscando alinear y movilizar a los actores clave del ecosistema (empresas, Estado, academia y centros de formación) para reducir la brecha de talento digital e impulsar acciones concretas a nivel empresarial y de política pública que aborden los desafíos del futuro del trabajo. Estos espacios de colaboración entre distintos actores de la sociedad nos acercan a la definición de visiones compartidas y rutas de acción colectivas, tan necesarias para enfrentar los desafíos complejos e impostergables de nuestro país.

El caso colombiano nos enseña que la definición de una visión conjunta de desarrollo y la posibilidad de generar acuerdos para la acción, a pesar de las diferencias, son el marco perfecto para transformar una región y un país. En el Perú, aún estamos lejos de lograr esos niveles de confianza y colaboración, pero estoy segura de que, desde distintas instituciones del sector privado, vamos en la dirección correcta, promoviendo un sector privado más unido y articulador, cuyas preocupaciones no se queden solo en el mundo empresarial sino que conecten con los ciudadanos y contribuyan al desarrollo inclusivo y a la gobernabilidad de nuestro país.