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Opinión

Un solcito en peligro, por Mirko Lauer

 La desaparición total del dinero físico sería un alivio para el comercio formal y establecido, y quizás algunos lo ven como una situación capaz de desaparecer la informalidad.

El sistema bancario ha empezado a interesarse por la futura desaparición del dinero físico en el país. En un momento se pensó que eso lo producirían las tarjetas de débito, el llamado dinero plástico. Los teléfonos celulares están muy avanzados en la carrera por reemplazar billetes, monedas y tarjetas. ¿Convendría ese cambio?

La página Pay Complete resume las cosas bien. Ventajas del físico: “Aceptación universal, acuerdo inmediato y cero costo de transacción”. Desventajas: “Riesgos de seguridad, cero rastros, incomodidad para transacciones de gran volumen y limitaciones para transacciones internacionales”.

A partir de un momento la idea frente al cash ha sido que sus transacciones no dejan huella, y que por tanto es mucho más cómodo para los manejos ilegales. En cambio los documentos impresos (cheques, pagarés y otros) sí dejan lo que los investigadores llaman un rastro de papel. Sin duda esto último es una ventaja frente al delito.

La aparición del dinero electrónico (giros, tarjetas, y otras formas de pago en línea) sacó del mercado las transacciones ilegales más toscas, y al mismo tiempo facilitó el movimiento de dinero a los bancos. Sin embargo el dinero físico ha seguido circulando, y sigue siendo el medio de pago más frecuente, por su comodidad.

Aun así, las billeteras digitales, como Yape o Plin, son una fuerte competencia para el contante y sonante, y la Asbanc estima que ya 70% de las personas cuenta con ellas. Pero no es seguro que todos quieran salir totalmente del circuito del efectivo. Pero hay bancos que ven con buenos ojos ahorrarse el engorroso traslado de caudales.

La desaparición total del dinero físico sería un alivio para el comercio formal y establecido, y quizás algunos lo ven como una situación capaz de desaparecer la informalidad. El ejemplo de Suecia muestra que el dinero físico puede ser arrinconado, pero no desaparecido del todo. Pese a los esfuerzos hechos, el volumen de billetes allá solo se redujo a la mitad.

Un informe de Wharton School sobre cash en circulación como parte del PIB muestra que en Suecia está por debajo del 1%, en Gran Bretaña 3%, en los EEUU entre unos 5% y 7%. Un dato clave es que en América del Sur está en alrededor del 30%. Quizás un economista podría decirnos si existe un correlato entre circulante físico e informalidad.

Hay una economía de la moneda física, que automáticamente asociamos con la mendicidad, donde el pequeño acto caritativo está muy ligado a la facilidad de producirlo. Pero a la vez hay muchos productos de bajísimo precio que entrarían en dificultades si desaparecen esas monedas; el periódico podría ser uno de ellos.