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Opinión

Hacia el día del periodista, por Mirko Lauer

 Como periodistas, ese día los amigos nos van a saludar. Pero nosotros, con una que otra excepción, no vamos a estar celebrando.

La próxima semana, el primero de octubre será, otra vez, el Día del Periodista, en el que recibimos muchas felicitaciones. Pero este año 2024 ser un periodista con empleo es una bendición a medias en el Perú. Hay crisis en los medios impresos, sin excepción. Entre los negocios que florecen en las redes no está la prensa. Informar y opinar paga cada vez menos, a todo nivel.

Aquí en el Perú el oficio por lo menos tiene la ventaja de no ser tan peligroso como en otras partes. En cinco años de la Segunda Guerra Mundial murieron 69; en la de Vietnam murieron 63; en los cuatro meses de la guerra en Gaza murieron 86. Todos los récords los tiene México, donde desde el año 2000 han muerto 150 periodistas, un obvio rebote de la droga y sus carteles.

En el Perú de estos días los periodistas no corren peligro de morir asesinados, pero sí pueden ser incómodos para el poder. Cada vez son más frecuentes los intentos de acallar a los medios por la vía legal. El periodismo más detestado por la corrupción en el poder es el de investigación, que funciona como una fiscalía de facto.

Las redes, que alguna vez parecían un inminente nuevo mundo feliz, no son aquí sino réplicas de los medios tradicionales. Muy pocos de los llamados productores de contenidos (en cierto modo cazadores de clics) pueden ser llamados periodistas en el sentido convencional; lo cual para muchos de ellos es un elogio.

Una enciclopedia de Oxford distingue al periodismo en red por la interactividad, la inmediatez, la hipertextualidad y la multimodalidad. Algo así como el apuro en cuatro facetas. Esencialmente son esas cosas que circulan por los teléfonos celulares, y a partir de las cuales algunos pronostican el fin de los medios impresos, y de los periodistas que participan en ellos.

El Día del Periodista se ha vuelto una celebración nerviosa. No solo por la crisis de lo impreso y la imagen en declive de lo electrónico. También por lo que le viene sucediendo a la noticia misma. Pensemos nomás que las principales noticias de estos tiempos en el mundo han sido una pandemia y el inicio de dos guerras.

Como periodistas, ese día los amigos nos van a saludar. Pero nosotros, con una que otra excepción, no vamos a estar celebrando.