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Opinión

Un presidente que figure pero no gobierne

“Pedro Castillo tiene tres opciones: renunciar, ser vacado o entregar las ruinas de su gobierno a un primer ministro de centro”.

larepublica.pe
“Pedro Castillo tiene tres opciones: renunciar, ser vacado o entregar las ruinas de su gobierno a un primer ministro de centro”.

Tal vez la única oportunidad que le queda al presidente Pedro Castillo —su bala de plata— es un Acuerdo Nacional real, representativo, independiente y lo más lejos posible de la izquierda bruta y achorada de Cerrón y Bellido o la izquierda acomodaticia de Verónika Mendoza, ambos ya demostraron que nunca estuvieron a la altura de las circunstancias y no merecen ni perdón ni olvido. Mucho menos votos.

A estas alturas, cuando ya todos dejaron verse el fustán, y sabiendo quién es quién en el espectro político, podría pensar que solo un bloque de centro podría salvar al Perú de la debacle. Pero vayamos por partes y sin apasionamientos: Si Pedro Castillo, en su terquedad ¿o complicidad?, continúa “cerronizado”, nombrando impresentables en la gestión pública, como lo sucedido con la catastrófica gestión del Hugo Chávez peruano en Petroperú, y sus funcionarios —en su totalidad de malos a deplorables— que lo acompañaron en una administración desenfrenadamente nociva para la petrolera estatal. Y si extrapolamos estos casos de desastrosa gestión al gobierno central, podemos concluir que el final será inminente y trágico.

Y si, por otro lado, y como la mayoría de la oposición exige, Pedro Castillo se “derechiza”, no solo la izquierda radical de Bermejo y Bellido iniciarían una guerra sin cuartel, sino también las bases del centro y sur del Perú que votaron por un cambio que, dadas las circunstancias, es imposible ejecutar con un partido tan informal y con una ideología prehistórica como Perú Libre, con un presidente tan deslegitimado como Pedro Castillo y una crisis económico-política tan aciaga como la que vivimos actualmente. Sin contar que la DBA engulliría a Castillo de un solo bocado al mínimo error, equivocación, duda o vacilación.

Pedro Castillo tiene tres opciones: renunciar, ser vacado o entregar las ruinas de su gobierno a un primer ministro de centro, quien tenga toda la potestad para gobernar, presidir, decidir y liderar los poco más de cuatro años que quedan. ¿Y Castillo? Pues, podría irse a dar la vuelta al mundo en 1.550 días. Un presidente que figure pero no gobierne.

Piurano, Comunicador Social y Administrador. Fui periodista más de un lustro y desde hace una década trabajo en Relaciones Comunitarias, pero siento que entre ambas profesiones existe una similitud: la sensibilidad social. Me gusta leer y escribir, tengo cuentos sin publicar y una novela a mitad de camino por falta de inspiración y valentía.