El español es una de las lenguas más habladas a nivel mundial, con más de 600 millones 607.800 hablantes en el mundo este 2024, según el Instituto Cervantes. Su riqueza cultural y lingüística lo ha convertido en un vehículo esencial de comunicación, literatura y tradiciones. Desde Perú hasta España, este idioma conecta a personas y comunidades a través de una herencia compartida que trasciende fronteras. Sin embargo, existe un lenguaje bastante similar que sobrevivió a siglos de cambios históricos y aún hoy se mantiene vivo en una pequeña comunidad en Bosnia. Lo sorprendente de esta lengua es su gran similitud con el español medieval y con el que se habla en Latinoamérica.
Bosnia y Herzegovina es el país europeo donde persiste el ladino, un idioma sorprendentemente similar al español que se habla en Perú y otros de Sudamérica y de América Latina. Este vínculo tiene su origen en la diáspora judía sefardí, un grupo que abandonó España tras su expulsión por parte de los Reyes Católicos. Al establecerse en los Balcanes, estos judíos llevaron consigo su lengua materna, el castellano medieval, que evolucionó de manera independiente en sus nuevas comunidades.
El ladino conserva expresiones y palabras que ya no son comunes en el español moderno, pero que aún se reconocen en los países hispanohablantes de Latinoamérica. Términos como "fazer" (hacer) o "lavorar" (trabajar) evidencian estas similitudes. Asimismo, presenta palabras como "djente" (gente), "roza" (rosa) y "pasharo" (pájaro), que no existen en absoluto en el español europeo moderno, según la BBC. En Bosnia, este idioma no solo es hablado, sino también transmitido oralmente como una tradición cultural que conecta generaciones.
La expulsión de los judíos de España en 1492 con el Edicto de Granada marcó uno de los episodios más oscuros de la historia europea. Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, emitieron el Edicto de Granada, que obligaba a la conversión al cristianismo o al exilio. Esta medida, motivada por razones religiosas y políticas, buscaba consolidar un estado unificado bajo la fe católica.
Miles de judíos que no se convirtieron de manera voluntaria fueron exiliados, llevándose consigo sus costumbres, tradiciones y, por supuesto, su idioma. Este éxodo masivo llevó a comunidades sefardíes a asentarse en diferentes partes de Europa, África y América, incluyendo los Balcanes, donde el sultán Bayezid II, del Imperio Otomano, los invitó a establecerse acordando respetar su religión y costumbres.
Sarajevo, la capital de Bosnia y Herzegovina, fue la principal ciudad donde se asentaron los judíos expulsados de España en 1492. Foto: Expedia.
A pesar de su rica historia, el ladino está en riesgo de desaparecer. La UNESCO lo clasifica como uno de los 6.000 idioma en peligro crítico de extinción debido a la disminución del número de hablantes. En Bosnia, solo un pequeño grupo de judíos ancianos continúa usándolo como su lengua principal. Las nuevas generaciones, influenciadas por el bosnio y otros idiomas modernos, han dejado de aprenderlo, lo que agrava la situación.