En Rusia, alrededor de 250.000 hombres de 18 a 27 años tienen que hacer servicio militar por un año. Ruslan Shaveddinov no recuerda como grata esta experiencia, pues fue obligado a servir en el archipiélago de Nueva Zembla, en el Ártico, donde convivió con los osos polares.
“Me enviaron lo más lejos posible”, expresa Shaveddinov, militante cercano a Alexéi Navalni, opositor de Vladimir Putin, que fue envenado y ahora cumple condena en prisión.
El joven estuvo aislado, sin celular y se comunicaba con su familia por medio de letras manuscritas que se demoraban semanas en llegar. Solo lo acompañaban cuatro soldados. Pero en el tiempo que estuvo ahí aprendió a no temerle a los osos: “Un oso me persiguió una vez. Al final, no era agresivo porque le daba de comer”, explica a AFP.
Muchos rusos evitan el servicio militar por razones médicas o estudios. Sin embargo, los opositores confiesan que para ellos es más difícil no ir, porque el gobierno utiliza el reclutamiento para amedrentarlos y callarlos.
Ruslan Shaveddinov sostiene que sufrió dos allanamientos a finales del 2019, cuando planeaba manifestaciones y una campaña para hacer frente a Vladimir Putin en las elecciones. En el segundo allanamiento, los policías forzaron la puerta de su departamento, lo esposaron y se lo llevaron al Ártico.
A pesar de que el joven había dado razones médicas para no ir, además de múltiples apelaciones, todas fueron rechazadas. “No me imaginaba que Rusia retomaría su práctica de enviar al exilio a personalidades políticas”, indica. El poder quiere “meterle miedo” a la juventud, añade.
Oleg Kozlovski fue otro de los reclutados aunque tenía justificaciones médicas y era estudiante. “Ahora, esos métodos se están utilizando sin descanso”, expresa el activista por los derechos humanos.
“Es un castigo sin delito, un medio de aislar”, indica el también trabajador de Amnistía Internacional, y añade que se recurren a estos métodos cuando “fabricar procesos judiciales o encontrar motivos reales es difícil o imposible”.
En San Petersburgo, los hijos de Margarita Yudina, Robert y Rostilslav, de 24 y 20 años, han sido llamados al servicio militar, pero la madre confiesa que todo es a causa de sus actividades políticas, pues es simpatizante de Navalni.
En enero, fue golpeada por los policías durante un mitin y ella denunció el hecho en la prensa: “Se trata de presionar, de intimidar y de acosar para que yo hable menos”, dice la mujer de 54 años.
Yudina se niega a enviar a sus hijos al ejército, ya que uno de ellos recibe tratamiento para la diabetes. Es “una escuela de esclavitud”, enfatiza a AFP.