John Fitzgerald Kennedy es, todavía hoy, un personaje histórico fascinante y contradictorio. Fue el presidente de Estados Unidos número 35 y gobernó durante un periodo de gran trascendencia. Tras su repentino fallecimiento, se convertiría en un mito del siglo XX.
Uno de los políticos estadounidenses más emblemáticos nació el 29 de mayo de 1917 en Brookline, estado de Massachusetts. Pese a su apariencia saludable, durante su infancia John padeció la escarlatina, el sarampión y tuvo un brote de malaria, de acuerdo al sitio especializado History.
Además, sufría lo que se conoce como el síndrome poliendocrino autoinmune tipo 2, que consiste en un compendio de varias enfermedades del sistema endocrino vinculadas a otras patologías, lo cual le causaba náuseas, vómitos, migrañas y pérdida de peso.
Llegaba a tomar hasta diez medicamentos distintos a diario. El recordado jefe de Estado tuvo graves problemas de columna durante toda su vida, que se complicaron tras su participación en la Segunda Guerra Mundial.
Era el segundo de ocho hermanos y hermanas. Sus padres los educaron a todos desde muy pequeños para que de adultos se convirtieran en unos “verdaderos” Kennedy. Su hermano Joe era un estudiante sobresaliente que consiguió numerosos triunfos académicos, algo que remarcó la timidez de John desde joven.
A pesar de una infancia enfermiza y a la sombra de su hermano mayor Joe, John acabó siendo un héroe de guerra y el presidente más joven de los Estados Unidos.
A raíz de la elección de su padre como embajador de los Estados Unidos en Gran Bretaña en 1938, Joe y John lo acompañaron a Europa como ayudantes. Cuando regresó al país, John comenzó a tomarse más en serio sus estudios. Obtuvo una graduación magna cum laude en la nota final de su tesis.
Posteriormente, logró adeptos dentro del Partido Demócrata, que veían en él a un brillante y honrado universitario. Tras una extensa y agotadora campaña en la que recibió el apoyo económico de su familia, John F. Kennedy logró convertirse en 1946 en diputado democrático por Boston.
El 21 de enero de 1961, Kennedy, con 43 años, se convirtió en el candidato más joven a la presidencia de los Estados Unidos. Cuando fue escogido, el flamante ganador de las elecciones renunció a su sueldo público ($100.000 más $50.000 en gastos al año) para obsequiarlo a causas solidarias.
Durante la campaña de 1960 se televisó el primer debate entre candidatos. Según los expertos, se cree que este fue un hecho clave para la victoria de Kennedy, pues se desenvolvía mucho mejor que su rival, Richard Nixon. Foto: Cordon Press
Su polémica administración, en la que sobresalieron la carrera espacial en la que se adelantó a los soviéticos, la crisis de los misiles de Cuba, la Alianza para el Progreso y la tormentosa relación con Marilyn Monroe, llegó a su fin el 22 de noviembre de 1963 cuando fue abatido por un francotirador mientras recorría las calles de Dallas en compañía de su esposa Jacqueline Lee Bouvier.