El peso que tiene la votación del sur en la elección presidencial

Voto de Protesta. Esta región representa el 15% de la votación nacional. En los tres últimos procesos este porcentaje ayudó en la elección de Alejandro Toledo (2001) y de Ollanta Humala (2011). Pese a la penetración de la economía de mercado, el sur mantiene un voto antisistema que busca cambios radicales. ,A nivel nacional, de diez electores casi dos viven en las regiones del sur. Son 3 millones 909 mil 238 votantes regados entre Arequipa, Cusco, Puno, Tacna, Moquegua y Apurímac. Eso representa el 15.19% del padrón nacional, que cuenta con 22 millones 909 mil 238 electores hábiles. PUEDES VER: Turistas no podrán visitar Machupicchu ni Huaynapicchu en abril del 2016 Es sin duda un caudal apetitoso para cualquier aspirante a gobernar el país. En varias ocasiones este voto determinó la elección del presidente. De ahí que varios de los actuales postulantes eligieron las ciudades sureñas para cerrar sus campañas. No obstante, el votante sureño posee ciertas características. En su mayoría vota en contra del centralismo. Hay una suerte de voto antisistema. Sintoniza con candidatos de centroizquierda o aquellos que plantean cambios radicales al modelo económico imperante. “Es un voto de rebeldía frente a quienes nos han gobernado, porque la gente del sur -de alguna manera- se siente marginada por lo que llamamos centralismo. Entonces siempre existe la esperanza de que un nuevo gobierno que promete cambios los haga”, explica el analista Luis Gallegos. Es una inclinación que se puede comprobar fácilmente cuando se revisan los resultados de los tres últimos procesos electorales. Veamos. En el 2001, Alejandro Toledo de Perú Posible cosechó un aluvión de votos en esta parte del país. Eso le valió para pasar a segunda vuelta y derrotar al recientemente reincorporado a la política Alan García, del Apra. En ese entonces Toledo representaba el cambio, una propuesta nueva y cargaba consigo el activo de haber encabezado las protestas contra la dictadura fujimorista. Sin embargo, Toledo acabó su gestión con un nivel de aprobación bajo; no satisfizo las expectativas de la población de esta parte del país. “El voto del sur es más emotivo y no tanto racional. Y justamente esa emotividad deviene luego en la decepción con los gobiernos, como ha ocurrido con Toledo o Humala. Esa es una conducta habitual”, añade Gallegos. DOS PROCESOS EN EL SUR En el 2006 pasó algo similar. Apareció en escena el hoy presidente Ollanta Humala Tasso. Aliado a Unión Por el Perú (UPP), pasó a segunda vuelta junto a García Pérez gracias al masivo apoyo del sur. En las seis regiones obtuvo respaldo entre el 42% y 57% de los votos, mientras que su contendor apenas alcanzó el 26% en Moquegua, y en las otras regiones su nivel de respaldo osciló entre 13% y 18%. Humala se adueñó del voto sureño con su discurso radical de la “Gran Transformación”, que incluía el cambio de la Constitución Política mediante una Asamblea Constituyente, cambio radical de la economía y la suspensión de la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Humala perdió en el balotaje por un margen del 5%. Sus vínculos con el socialismo del siglo XXI del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez fueron usados con efectividad por el aprismo y sus aliados. Aún así, Humala “barrió” con los votos del sur en esa segunda vuelta. Su votación duplicó a la que obtuvo el electo presidente Alan García en Arequipa, Cusco, Puno, Tacna y Apurímac. El Apra sólo en Moquegua consiguió 46% de respaldo, frente al 53% de Humala. ÚLTIMA ELECCIÓN En las elecciones del 2011 nuevamente el sur inclinó la balanza a favor de Ollanta Humala. Cuatro y hasta seis de cada diez electores, dependiendo de la región, votó por el nacionalismo en la primera elección; mientras que su contendora Keiko Fujimori solo tenía uno o dos de cada diez votos. Seguía vigente el entusiasmo que Humala despertó en 2006 con sus propuestas de cambios. En el repechaje, Humala apabulló a la candidata del fujimorismo en el sur, pese a la moderación de su discurso y la presentación de la “Hoja de Ruta” que se contraponía a la “Gran Transformación”. Logró hasta el 77% de los votos en Cusco y Puno. En Arequipa, Tacna, Moquegua y Apurímac su nivel de respaldo no bajó de 65%. Ese sur de voto radical le fue adverso a Fujimori. Solo en Arequipa, Moquegua y Apurímac consiguió tres de cada diez votos. En las otras regiones no pasó del 20% de apoyo. Gallegos insiste en que la decisión del elector sureño se da en base a las propuestas que apunten a cambiar el modelo. Agrega que al inicio del proceso electoral los sureños incluso sienten simpatía por propuestas de centro o derecha, pero en el tramo final optan casi siempre por “la propuesta radical y votan con el corazón más que con la razón”.