Terrorismo vs El Perú

En abril se revisó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos el caso del médico Luis Pollo, acusado y preso por pertenecer a Socorro Popular, órgano de Sendero Luminoso encargado de la salud de los terroristas, entre otras actividades, como el suministro de víveres y reparto de propaganda. El acusado y su familia alegan tortura al momento de su detención en 1992. El juicio de Pollo Rivera revisará los alegatos en el plazo de un mes y el fallo verá la luz después de eso. Las posibilidades de que nuestro país gane no son muchas si recordamos el reciente caso de la terrorista Gladys Espinoza, quien le ganó al Estado 105 mil dólares porque manifestó, frente a la CIDH, haber sido torturada y violada por efectivos de la policía en el contexto de su detención. En el supuesto de que una asesina fuera violada cuando está en manos de la ley, eso sería un crimen gravísimo de parte del violador, aun peor si éste fuera un policía. Los DDHH no aplican sólo para los buenos sino que son derechos también de los malos, pero es el violador, y no todos los peruanos, quien debe pagar por su delito. No todos tenemos que pedir disculpas por no cuidar a quienes vienen de matar sin piedad a los nuestros. Personalmente no encuentro cuál es la justicia que existe en que esas malditas lacras sean indemnizadas por quienes tributamos, mientras que las verdaderas víctimas del terrorismo no tienen quién las repare o les pague los abogados y han sido obligadas a ir por la vida así, sin más. ¿Quién les pagó a los huérfanos, a las violadas, a las viudas y a los discapacitados de la guerra contra el terrorismo? Dilo más fuerte, que no se escucha.