Dado el alto número de indecisos, y nuestra conocida volatilidad, es posible que esta campaña todavía tenga espacio para otra sorpresa. No pensemos en cambios brutales, pero sí en alguien que mueva el escenario. La única sorpresa hasta ahora ha sido Acuña, pero no fue un fenómeno aluvional, estilo Humala 2006, que redujera el número de indecisos. Que el segundo lugar esté tan lejos del primero y tan cerca del cuarto deja abierta la posibilidad de nuevos contendientes. Del pelotón de mini-candidatos hay tres que considero interesantes. Si cualquiera de ellos termina en 8% serán calificados como exitosos. No todos pueden crecer, ya que compiten entre sí por ser la novedad. Su mayor debilidad es ser desconocidos. Pero, paradójicamente, hay algo bueno en no ser conocidos. En otro país tener menos de 2% a tres meses de la elección sería el fin, pero con tantos indecisos buscando algo nuevo pues les abre una posibilidad si consiguen recursos y espacios dónde exponerse. Veo más probable que ellos crezcan que lo hagan otros pequeños más conocidos (Olivera, Flores-Aráoz). Una es Verónika Mendoza, hoy con 2%. Su mayor posibilidad para crecer está en que levanta temas muy distintos a los del resto de candidatos. Su discurso apunta a los bolsones de voto insatisfecho, ese que acompañó a Humala en varias zonas del país. Y la intuición es correcta: parte de ese voto está disponible. Otra cosa es que lo logre. Creo que ha sido un error no construir un discurso más atractivo para ese elector joven, clasemediero, urbano, más centrista, que la veía con simpatía y pudo haberla ayudado a crecer más rápido. En estos meses ha construido equipo, pues por buen tiempo apareció muy sola. Sus debilidades, además de la ausencia de recursos, son un discurso poco claro (se requiere trabajo de comunicación política) y carecer de jales que convoquen. Un reto enorme poner orden en una alianza que congrega muchos grupos cuya mentalidad de capilla y debates absurdos no ayuda a acercarse a los intereses de los electores. Otro es Julio Guzmán (2%), que viene posicionándose entre jóvenes (4% en GfK) y en el sector A/B (7% en GfK). Tiene credenciales tecnocráticas celebradas por una parte del Perú urbano. Al igual que Mendoza, es joven, lo cual ayuda a mostrarse como alguien nuevo. Es injusto decir que es un PPK pulpín, su discurso está un par de pasos más al centro que el del ex premier. Pero con todo sigue parado en la centro-derecha y este es un espacio bastante copado. Su mayor debilidad parece estar en carecer un discurso político fuerte, claro, que lo distinga. Y otra es su soledad. El reciente jale del congresista Mora por ello parece muy positivo para su candidatura. Finalmente, un político de antaño al que habíamos olvidado (y por eso es novedoso): Alfredo Barnechea. Es quien, creo, tiene más claro y logra transmitir mejor el espacio que busca politizar: viene trazando una diferencia concreta entre sus ideas socialdemócratas y el continuismo de mercado. Un centro ideológico con contenido. Además Acción Popular tiene un prestigio y simpatía que no es desdeñable, ayuda a certificar que sí puede gobernar. Y puede lograr espacio en medios. Su mayor problema, sin embargo, es romper su imagen distante para buena parte del electorado. Sabemos bien que construir el centro no solo pasa por lo ideológico, sino también por llegar a una serie de intereses concretos, sensibilidades, de buena parte de la población. Sin explosión, sin temas concretos, puede pasar desapercibido. ¿Uno de estos pequeños, o algún otro, será sorpresa? No crecer en este mes y medio puede ser su condena al 1%. A fines de febrero veremos el voto seguro ya concentrándose en los entonces favoritos.