El ilustrador y diseñador Daniel Tolentino, conocido como Da Morgue, acaba de lanzar su primera colección de moda: "Me muero". Con ella, el artista que colaboró con Lady Gaga y Jessica Butrich lucha contra los prejuicios que persiguen al VIH.,La vida de Da Morgue,La vida de Da Morgue,La vida de Da Morgue,La vida de Da Morgue,Esta es la historia de un artista de 27 años que, de tanto buscar la muerte, decidió vivir. El ilustrador y diseñador Daniel Tolentino no solo soñaba con su muerte, sino con la de su familia. A los seis años imaginaba cómo un pájaro gigante atacaba a su mamá. "No quería que saliera de casa. Lloraba. Pensaba que le pasaría algo. Entonces ella dejaba hojas bond sobre la mesa y yo me quedaba dibujando". Cuando era adolescente decía que le fascinaba la muerte porque su destino era irse joven de este mundo. Cinco años después declaraba frente a un micrófono, con una máscara cubriendo la mitad de su rostro, que el amor y la muerte definían sus diseños. PUEDES VER: Los paradeportistas del mañana —Eso era lo único que quería: enamorarme y morir. Daniel está vivo. Hoy más que nunca. Pero Da Morgue murió. Da Morgue es el alter ego de Daniel. Era el personaje artístico que creó a los 19 años para presentar los diseños que le darían fama. En el 2012, Lady Gaga compró las ilustraciones del peruano para la promoción de su gira Born This Way Ball. Las usó en polos, llaveros, fotochecks y en los módulos de la fundación Born This Way, creada para detener el bullying contra adolescentes. Un año después, el artista también comenzó a dibujar para las telas, joyas y pósteres de la diseñadora de modas Jessica Butrich, cuya colección llamada "Amor imposible" llegó hasta España. El personaje Da Morgue también era un mecanismo de defensa. "No me gustaba quién era. Le creí a todas esas personas que me dijeron que ser gay es una aberración", dice Daniel. Por eso siempre llevaba máscaras que él mismo fabricaba. Las usaba cuando iba al cine, a fiestas, en el bus del Metropolitano. Su amiga Mayra Ávila cuenta que en las reuniones, él era el centro de atención. "Todos le pedían fotos. No podíamos hacer nada". Pero Daniel no cubría su rostro en busca de fama. Lo hacía para reducir su ansiedad social, encontrar calma y protegerse. —Ya maté a Da Morgue —anuncia—. No uso máscara porque no la necesito. Puedo salir al mundo diciendo quién soy. Daniel tiene una nueva armadura. No busca ocultar su identidad, sino destacarla. El artista acaba de lanzar su primera colección de moda: "Me muero". Camisas, bandanas, polos con dibujos de antirretrovirales, con inscripciones como "I don't wanna die" (No quiero morir), con una espada que atraviesa un hígado, con el mensaje de que el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) está allí, pero no acabará con uno. "La moda es relevante porque te da la posibilidad de decir: 'Esto malo que me está pasando no me va a definir. Puedo hacer algo más con él'". En junio del 2015, Daniel preparaba esta colección entonces inspirada en la inestabilidad emocional. Pero ese mes le dieron el diagnóstico que cambió el rumbo de su vida y de su proyecto: tenía VIH. "Ok, me quedo", decidió tras las lágrimas. Desde aquel momento, empezó a diseñar prendas y escribir microhistorias sobre cómo "un joven gay lidia con su mortalidad en Latinoamérica". —Más que una colección sobre la muerte es una colección sobre la vida. Daniel ha transformado el miedo en ropa. Y la exhibe sin los estereotipos que golpean a los más de sesenta mil peruanos portadores del virus. Siete episodios "Me muero" son las historias que Daniel plasma sobre tela y en un pequeño libro. Esta colección incluye a actrices con personajes de películas que tienen personalidades inestables: Dorothy Gale, Audrey Hepburn, Winona Ryder, Marilyn Monroe, Bette Davis, Liza Minnelli y Natalie Portman. Ellas aparecen en los siete episodios con los que el artista ha querido contar y dividir su vida. En el primer capítulo, llamado "El amigo de Dorothy (Gale)", Daniel hace referencia a este personaje de El Mago de Oz. En el segundo, "Hideyo Noguchi", él cuenta su paso por el Hospital de Salud Mental entre los 24 y 26 años. En "Ay, Daniel" narra cómo conoció y se enamoró de un chico. En los siguientes episodios, recuerda lo que ocurrió dos semanas después de conocer el diagnóstico de VIH. También habla del fin de su relación con el primer muchacho de la historia, y de cómo mejoró el vínculo con su madre. En el sétimo capítulo, el último, la muerte acaba con su alter ego. Adiós, Da Morgue. —Me burlo de cómo perdí tanto tiempo deseando morir. Las siete mujeres de aquella historia —dice— le han enseñado a no rendirse. "Cuando mis papás hablan de religión les digo que lo respeto, pero no puedo compartirlo porque tengo la mía. Marilyn, Natalie, Liza... son mi refugio. Ellas conforman mi religión". La religión del artista El sábado 4 de marzo, después de que el colectivo "Con mis hijos no te metas" salió a las calles para protestar contra la "ideología de género" en el Currículo Nacional, Daniel fue al cine para permanecer allí lo que restaba del día. "Todo era demasiado agobiante", dice. Fue un día con mensajes homófobos. Los mismos que acompañaron casi toda su vida. "(Los padres) no quieren que sus hijos sean insultados, discriminados, agredidos. Todo lo que yo he pasado. Pero eso no justifica todo el atropello con mi comunidad". Cuando el artista tenía menos de 15 años, iba junto a sus compañeros, los viernes a las once de la mañana, al templo de su colegio evangelista en Los Olivos. Allí —según recuerda— tenían que agachar la cabeza, cerrar los ojos y orar: "Señor expulsa el demonio de la homosexualidad de mí". Rezaba sin saber qué era ser homosexual, lo hacía para que sus padres no se molesten. En su colegio le decían que la palabra de Dios era el agua que riega la semilla, el elemento por el que las personas crecen como árboles fuertes. "Esto fue lo que esa palabra de Dios hizo en mí", aclara Daniel mientras enseña su antebrazo derecho: el tatuaje de un niño con forma de maceta y una planta marchita. —¿Tú crees que si se pudiera aprender no hubiera elegido ser heterosexual? Me hubiera ahorrado un montón de sufrimiento y discriminación. Creo que la homofobia no es sobre mí sino sobre el prejuicio que tienen las otras personas. En su colegio, en medio de los ataques escolares, Daniel encontró una armadura en su forma de vestir: "Se podían burlar de mí, pero no de mi ropa". Dice que la tela protege y fortalece la imagen. Por eso, luego de que los médicos y enfermeras le demostraran los prejuicios que envuelven al VIH, empezó a diseñar bandanas y camisas que hablan de su miedo a las ratas, de cómo acabará su hígado a causa de las pastillas antidepresivas y los antirretroveirales, y de las cucarachas con las que antes se representaba al sida. Estas prendas ahora se venden en la tienda La Pulga (Berlín 290-3, Miraflores). El artista que creció en un colegio evangélico de Los Olivos quiere visibilizar el VIH, romper prejuicios y contar su historia. "Mi ropa es para gays, heterosexuales. Para todos... Menos para homófobos". Daniel Tolentino dice que estamos en una guerra de odio. Una guerra entre la ignorancia, el miedo y la gente que quiere ser feliz. "Y solo hay una forma de ganarla: con amor".