Se cumplen 31 años de la ejecución de John Wayne Gacy, el “Payaso Asesino” que escondió 26 cuerpos bajo su casa

El 10 de mayo de 1994, el estado de Illinois ejecutó a uno de los asesinos seriales más infames en la historia de Estados Unidos: John Wayne Gacy. Conocido como el “Payaso Asesino” por actuar en fiestas infantiles disfrazado de payaso, este hombre ocultó durante años una doble vida llena de crueldad. En el transcurso de una década, secuestró, abusó y asesinó a 33 adolescentes y jóvenes. Sus crímenes estremecieron al país no solo por su brutalidad, sino por el perfil aparentemente respetable del homicida.

La historia de Gacy continúa provocando horror. Vivía en un suburbio tranquilo de Chicago, donde se presentaba como empresario y figura comunitaria. Durante años, la policía ignoró señales que podrían haberlo detenido antes. El descubrimiento de los cuerpos en su casa marcó un punto de quiebre en la historia criminal estadounidense. Treinta y un años después, su legado continúa inspirando documentales, estudios de criminología y debates sobre la pena de muerte.

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El hallazgo que sacudió a Chicago

La noche del 21 de diciembre de 1978, los investigadores ingresaron a la casa de John Wayne Gacy tras semanas de sospechas por la desaparición de un joven de 15 años. Lo que encontraron superó cualquier pronóstico. Debajo del piso de la vivienda, en el espacio del sótano, aparecieron 26 cadáveres en distintas fases de descomposición. Cada uno correspondía a chicos previamente reportados como desaparecidos.

La escena fue calificada como uno de los descubrimientos más macabros en la historia policial del estado. Gacy confesó haber lanzado otros cuerpos al río Des Plaines, lo que llevó a las autoridades a recuperar siete restos más. En total, las víctimas ascendieron a 33, todas jóvenes, la mayoría adolescentes. El asesino reconoció que elegía a sus víctimas por su vulnerabilidad y les ofrecía trabajo antes de capturarlos.

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John Wayne Gacy: el rostro de la doble vida

Lo que más desconcertó a la opinión pública fue el contraste entre el personaje público de Gacy y su vida secreta como asesino serial. Vestía como payaso bajo el nombre de “Pogo” en eventos benéficos, desfiles y hospitales. También participaba activamente en política local y gestionaba una empresa de construcción. Esta fachada engañó a familiares, amigos e incluso a las autoridades.

Tras su arresto, los detalles de su confesión generaron repulsión. Gacy reveló métodos sádicos y un patrón claro: atraía a los jóvenes a su casa, los sometía, y luego los asesinaba, casi siempre por asfixia o estrangulamiento. La frialdad con la que narró los hechos dejó claro que no mostraba remordimiento. Incluso durante el juicio, intentó manipular a la corte con afirmaciones sobre salud mental.

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Su ejecución y la frase final que estremeció al país

La ejecución de John Wayne Gacy tuvo lugar en la prisión estatal de Stateville, tras años de apelaciones. El procedimiento, que debía realizarse por inyección letal, se extendió durante 18 minutos debido a una falla en la vía intravenosa. A pesar de ello, la ejecución siguió su curso y se completó en la madrugada del 10 de mayo de 1994.

Lo que más impactó no fue solo su historial criminal, sino sus últimas palabras. Frente al equipo de ejecución, Gacy dijo: “Bésame el culo”, una frase vulgar que resumió su total desprecio por la vida y la justicia. Su actitud hasta el final confirmó lo que los expertos ya habían diagnosticado: un narcisismo profundo, ausencia de empatía y perfil psicopático.