Evaluar no es solo aplicar una prueba, es el proceso de monitorear el desarrollo de las capacidades del alumno.,Para los escolares y padres de familia, las evaluaciones son sinónimo de pruebas que suponen una calificación: aprobado/desaprobado que, inevitablemente, conllevan a recibir un premio o castigo. Si bien esta actitud no es generalizada, es muy frecuente, la cual se ve alimentada por docentes que recurren a la evaluación como una estrategia para llamar al orden y por docentes que se limitan a reprobar a quienes no dieron respuestas satisfactorias, sin asumir que su responsabilidad es indagar dónde están sus dificultades y buscar estrategias para remediarlas. Evaluar no es solo aplicar una prueba, es el proceso de monitorear el avance del alumno, con el fin de tomar decisiones acerca de las mejores maneras de facilitar su aprendizaje. Esta otra concepción de la evaluación no es nueva, data de la década de 1970 y promueve que los docentes se pregunten si los estudiantes reprueban porque no aprendieron o es que la prueba estuvo mal diseñada, lleva también a reflexionar sobre el propio desempeño del maestro. En el Perú, en los últimos años, se viene aplicando la forma de calificación escolar alfabética, que apunta a una evaluación más cualitativa de los estudiantes, donde se observe qué van logrando y qué les falta aprender, tal como lo detalló en el 2016, Verónica Caffo, ex directora de Educación Primaria del Minedu, destacó que esta forma de evaluar se enmarca en el nuevo Currículo Nacional de Educación Básica. Uriel Montes, docente de la Maestría en Educación con mención en diseño y gestión curricular de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, explica que el Currículo Nacional de Educación Básica propone un cambio significativo: en varias esferas, profundo y complejo. “Cambia qué se evalúa, cómo se evalúa y el uso de la información que provee la evaluación. No solo ha cambiado la forma de entender cómo se produce el aprendizaje, ha variado el aprendizaje que se valora”. ¿Qué diferencia a la evaluación formativa? - No se trata de evaluar quien sabe o no sabe, sino de evaluar el desarrollo de las capacidades (emocionales, relacionales, cognitivas, motrices, entre otras). - Tiene en cuenta que los estudiantes desarrollan las capacidades a un ritmo distinto. Evalúa dónde está cada estudiante para apoyarlo a seguir aprendiendo. - Desarrolla la capacidad de autoevaluación del estudiante. - Ayuda a los estudiantes a saber qué hacer para mejorar su desempeño. - Erradica las clasificaciones y etiquetas (“inteligente”, “flojo”, “bueno o malo para…”, entre otras), las cuales perjudicaban la autoestima y la motivación por aprender. - Se enfoca en el progreso para aumentar la motivación. - Mejora el aprendizaje de todos, especialmente de quienes tenían dificultades. Para el especialista Uriel Montes, la propuesta de evaluación formativa conlleva un gran desafío para los docentes, quienes ahora tienen el reto de diseñar tareas auténticas orientadas al logro de las competencias. “Ya no podemos tener más profesores en las aulas que consideran que reprobar es sinónimo de exigencia académica, cuando en realidad es una evidencia de que el proceso de enseñanza-aprendizaje ha sido deficiente. El Perú necesita de profesores que le otorguen a las evaluaciones su valor pedagógico real. Queremos estudiantes conscientes de sus avances y de las estrategias a seguir para superar sus dificultades”, expresa. El ex director del Instituto de Evaluación Educativa de la Universidad Católica de Uruguay, Pedro Ravela, en el 2015, durante su visita a Perú, sostuvo que es necesario que en todos los países se instaure una cultura de evaluación ya que es una vía para alcanzar la calidad educativa. Esto implica también brindar clases interesantes, motivadoras, retroalimentación y monitoreo permanente a los alumnos. Auspiciado por: