Tras disiparse los fantasmas de la pandemia, la economía peruana apenas crecerá este año por debajo del 1,0% –y con fuertes sesgos a la baja por la emergencia climática, que la pueden llevar al 0%–. ¿Qué explica el deterioro? Las protestas tras la llegada de Dina Boluarte a Palacio de Gobierno aún mellan en los indicadores, ya que “el aislamiento fue tan fuerte como en el COVID-19”, según Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP); además de un fenómeno de El Niño agresivo.
El inexorable congelamiento del PBI –que culminaría el corriente con su variación más baja en poco más de dos décadas sin contar el coronavirus– se traduce directamente en una menor generación de puestos de trabajo y repunte de la pobreza.
“Más o menos por cada punto de crecimiento menor se dejan de crear aproximadamente 150.000 puestos de trabajo. Si al comienzo de año se esperaba un PBI del 3%, y acabamos en 1%, son 300.000 empleos que se dejan de crear. Y, para subsistir, estas personas tienen que acudir a trabajos temporales e inadecuados”, comenta a La República el exministro de Economía y Finanzas Luis Miguel Castilla.
También señala que nos encaminamos a una ratio de pobreza monetaria del 30% de los peruanos: un tercio de la población, la misma cifra que arrojó el 2020 con la tempestad del coronavirus.
Las fortalezas macroeconómicas del país, aún con los embates de la emergencia sanitaria, nunca estuvieron en cuestión y es uno de los argumentos más sostenibles para nuestra aspiración a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Aunque ahora aparte del enfriamiento del PBI, la inversión privada caerá en 5% este periodo –y la minera en 18%, y para el 2024 seguirá en esa senda negra– y las expectativas empresariales arrastran 29 meses en tramo pesimista, sumado a que estamos en el límite del déficit fiscal y la recaudación tributaria sigue cayendo, lo que le espera al Perú es un panorama desafiante, ya que por segundo año consecutivo estaremos por debajo del crecimiento económico promedio de América Latina (1,6%), anotan desde el BCRP.
En esa línea, Brasil (2,0%), Colombia (1,0%) y México (2,5%) tendrán un mejor 2023 en términos económicos que el peruano. Mientras que el Perú, con un crecimiento de 0,9% –según pronóstico del BCRP, solo superaría a Chile y Argentina, que tendrían una caída de 0,5 y 2,0%, respectivamente–.
A razón de Castilla, lo esencial es recuperar la confianza empresarial eliminando las discordancias dentro del Poder Ejecutivo que dinamitan la certidumbre, además de tener que lidiar con las propuestas del Congreso que no tienen iniciativa de gasto.
Estos números irrumpen con la siempre optimista visión de Alex Contreras en el MEF; y a criterio del economista Armando Mendoza, reafirman que el denominado milagro económico es periódico de ayer.
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“Eso de que chorreará para todos desde arriba ha quedado demostrado, no solo en el Perú, de que no funciona. Llega tarde, mal y nunca. Se necesitan políticas que reduzcan la desigualdad y desarrollar oportunidades para todos. Los sectores privilegiados acumulan privilegios a costa de toda la sociedad e incrementan la desigualdad”, acotó.
Pero ¿qué nos empujó a crecer menos tras el estruendo de la emergencia sanitaria? Castilla señala que lo político pesa en exceso, ya que hace una década –en la gestión de Ollanta Humala, cuando se le designó el MEF y el PBI subía a tasas cercanas al 6%–, en el Congreso el oficialismo era mayoritario y había gobernabilidad, a diferencia de los últimos años, donde persiste la alta rotación y discontinuidad política.
Aunque debemos pisar tierra respecto a las aspiraciones a la OCDE, según Mendoza, ya que somos “eternos postulantes” a un bloque global donde no cumplimos con lo esencial: ser una economía del primer mundo. Por ejemplo, OCDE expresa su preocupación por la elevada concentración en nuestro mercado y un mercado laboral precario donde abunda el subempleo, sumado al debilitamiento de la democracia.
Federico Arnillas, presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza (MCLCP), advierte que la pobreza monetaria alcanzará al 30% de los peruanos, e incluso superaría ligeramente lo que dejó la pandemia –10 millones de compatriotas sin los ingresos suficientes para atender sus necesidades diarias–.
Aparte, el total de peruanos en riesgo de caer en pobreza también se incrementaría. Cabe anotar que actualmente 11 millones de ciudadanos están en dicho limbo, agravándose el panorama con la inflación –especialmente en alimentos, que llegó al 11%, duplicando el dato general–.
Además, en la ecuación de todos los males, recién el Gobierno tomará en cuenta a los pobres en el ámbito multidimensional: carentes de servicios básicos, vivienda, educación y salud. Son 12,1 millones de peruanos que no tienen acceso a estos ítems básicos en cualquier sociedad.
“Incluso en términos de pobreza extrema también se superaría a lo que hubo en 2020: más de 5 millones de peruanos. Logramos que se baje la pobreza de 60% a 20%, pero desde hace años hay un estancamiento”, reflexionó Arnillas.
Luis Miguel Castilla, exministro de Economía
“Más o menos por cada punto de crecimiento económico menor se dejan de crear más o menos 150.000 puestos de trabajo. Habrá un empobrecimiento de la población por falta de empleo adecuado”.
Armando Mendoza, economista
“Otra fantasía que se vendió en los años noventa fue de que chorreará para todos (el crecimiento del PBI) con la concentración de recursos. No fue así. Este chorreo llega tarde, mal o nunca. Se debe reducir la desigualdad”.