Doña Genoveva Núñez sigue la huella dejada por su desaparecido esposo, Jesús Urbano Rojas, maestro retablista ayacuchano y Amauta de la artesanía peruana. A los 78 años, ella continúa haciendo retablos y enseñando su arte a jóvenes discípulos.,Doña Genoveva Núñez Herrera conoció los secretos del cajón San Marcos y del retablo cuando se casó con el maestro retablista ayacuchano Jesús Urbano Rojas. Eran los años 80. Con él aprendió a preparar la pasta para las figuras y a dar forma a personajes, santos, flores, objetos y animales. Así empezó a plasmar el mundo andino, que conocía desde niña, en una caja de madera. Durante treinta años trabajó con don Jesús –distinguido el 2010 como Amauta de la Artesanía Peruana– hasta que él falleció el 2014. Mucho antes de eso, él decía que Genoveva había cogido su mano, su estilo, porque ya no sabía cual de las figuras que hacía para los retablos eran propios o de ella. "Mamá Geno" –como le dicen parientes y amigos– aprendió su arte en la casa-taller de Huampaní Alto, Chacaclayo, donde vivió con don Jesús toda una vida. Hoy, a los 78 años, ella es la memoriosa guardiana de una tradición que nació en el sur andino y tiene una historia que se remonta a siglos. "El primer retablo que hice con mi firma fue el de una sirena sobre una roca. Firmamos los dos. A partir de ahí ya fui una artesana retablista", cuenta doña Genoveva. Desde los años 90 tiene obras en colecciones particulares, aunque recién hizo su primera exposición individual el 2015. Tras las huellas del maestro: retablos e imaginería de Genoveva Núñez Herrera se llamó la muestra. Ahí mostró un cajón San Marcos, una cruz, una pastawawa y media docena de retablos que graficaban su historia personal y su fe religiosa. "Obras de gran calidad plástica, cuya temática se halla inmersa en ese cíclico devenir del cosmos andino amazónico, en el que nada es inerte porque todo vive", definió su obra Rosaura Andazabal, historiadora y curadora de la muestra. Cuando "Mamá Geno" coge los pinceles y empieza a darle color a las figuras que serán parte de un cajón San Marcos o de un retablo se abstrae de todo lo que la rodea. Sus ojos pequeños y achinados se concentran en cada trazo, en los detalles, en el acabado. A la manera tradicional trabaja sus figuras con pasta de papa con yeso, las pinta con anilinas naturales y las pega con cola en la caja del San Marcos o el retablo. El exterior de la caja es adornado con flores de guarango, una imagen que Jesús Urbano siempre pintaba en los suyos porque fue arriero y la planta –que es medicinal y de la cual se puede hacer sogas– le recordaba esas épocas. Artista, maestra El 2016 "Mamá Geno", nacida en Cusco en 1939, fue convocada por el Instituto Seminario de Historia Rural Andina de la Universidad San Marcos para dictar un curso taller llamado Hatun Misayuq Ruwasunchik/Hagamos un cajón San Marcos. Allí trabajó con catorce talleristas, todos ellos personas vinculadas al arte. Ella les descifró todo el sincretismo contenido en un cajón San Marcos. Cada cajón tiene dos niveles: Hanak Pacha o mundo de arriba, y el Kay Pacha o mundo de abajo. "Arriba están San Marcos, protector del ganado vacuno y de los arrieros; Santa Inés, de las cabras; San Antonio, patrón de las mulas y los viajeros; San Lucas, patrón de animales como el cóndor, el puma, el zorro, la vizcacha, la perdiz. Y abajo está la vida de las haciendas, del pueblo", explica doña Genoveva. El taller se cerró este año con la exposición Cajones San Marcos y Retablos Ayacuchanos: los discípulos de Genoveva Núñez Herrera (2016-2017) que irá hasta el 20 de diciembre en la Sala de Exposiciones del Colegio Real de San Marcos (pasaje Simón Rodríguez 655, costado del Congreso de la República). Además de su producción artística, formar nuevos discípulos también será parte de su legado. "En el cajón San Marcos nada está puesto al azar, todas las imágenes tienen un lugar. Esto es parte de un esfuerzo para que el cajón San Marcos y el retablo sean considerados Patrimonio Cultural de la Nación", explica Rosaura Andazabal, coordinadora del curso y curadora de esta exposición. Un retablo, a diferencia del San Marcos, trata temas cotidianos. El día que visitamos a "Mamá Geno" en su taller, estaba terminando un cajón San Marcos y un retablo. El espíritu de don Jesús Urbano, presente en imágenes y recortes de periódico, aún flota en la casa. Ella trabaja silenciosa, concentrada. En cada retablo que hace, construye un mundo con sus manos.