Hace seis años, los Catacora estrenaban la primera película en aimara, Wiñaypacha, filmada a 5.000 metros sobre el nivel del mar, en Puno. Sus protagonistas, Willka y Phaxsi, son dos ancianos que sobreviven al frío y al abandono, a la espera del regreso de su único hijo. “Los pueblos postergados, las comunidades originarias hemos perdido voz. No debe haber discriminación ni marginación, a eso aspiramos”, comenta el director y productor Tito Catacora, cuando recuerda por qué, junto con su sobrino Óscar, pensó en hacer cine. Su segunda película, Yana-Wara, nos traslada también al Altiplano, en blanco y negro. El guion estaba escrito en el 2018 y, un año después, tras ganar DAFO, iniciaron la preproducción. “Al inicio nos dedicamos a consolidar el idioma”, cuenta. “No existen actores con formación académica que hablen lenguas originarias. Sin embargo, esta realidad no debe ser un impedimento para realizar una producción cinematográfica. Creo que, apelando al neorrealismo italiano, es mucho mejor trabajar con los mismos originarios. Es más, ellos conocen su contexto y solo es cuestión de planificar y realizar”.
Uno de los procesos más difíciles fue encontrar a la adolescente que tendría que interpretar a Yana-Wara, la protagonista, un personaje que pierde el habla por el impacto de un rayo y durante sus años de escuela sufre abusos y violencia sexual. En el camino será sometida a la justicia comunal y, al lado de su abuelo, inicia la búsqueda de la sanación a través de creencias ancestrales . Tito Catacora dice que, como foráneos, el equipo de producción no podía acercarse a las niñas de las comunidades. Durante una festividad en el distrito de Conduriri, en El Collao, fue un cazatalentos el que se acercó a la madre de Luz Diana Mamani. “Somos rigurosos con el casting y, después de ello, cada persona requiere de un perfil. En la segunda etapa, hacemos el trabajo de formación y, finalmente, los actores quedan expeditos para el rodaje. Es más, tenemos una posición de que no hay mal actor para nosotros, sino que no se dirige bien. Ese es el meollo”.
Protagonista. Luz Diana Mamani hace su debut en la actuación. Foto: difusión.
El director Óscar Catacora escribió el guion y llegó a filmar algunas escenas de Yana-Wara, pero lamentablemente falleció en El Collao por una apendicitis que no fue atendida a tiempo. “Yo debo ser cauto en reconocer que mi forma de percibir el mundo y accionar es más racional. Óscar era más artista, era más emotivo. Nos dejó y yo persistí, quizá (la película) se ha vuelto más cruel, porque es más o menos mi forma de ver”.
Tito terminó la película luego del deceso de su sobrino. Él afirma que fue escrita para hablar de los espíritus malignos, de la cosmovisión aimara y del “egocentrismo del hombre actual”, que pierde relación con la naturaleza. “A la vez, pensamos que podríamos representar al género femenino porque es relegado, postergado. También hay mujeres en la historia del Perú que han destacado, como Micaela Bastidas. Así que eso quisimos trasladar en la obra: la mujer que recibe maltratos de todos lados y otra mujer que pone autoridad, por encima del presidente de la comunidad”.
La película también fue filmada en cuevas. Cuando eso ocurría, el equipo regresaba a su locación principal en la madrugada, eran fines del 2021. “ El rodaje en sí ha demandado dos meses y medio. Iniciamos en noviembre y Óscar nos acompañó dos semanas”. Catacora comenta que cualquier ley que no apoye el cine en lenguas originarias los está “limitando” porque no habría manera de filmar una película como Yana -Wara sin el presupuesto que otorga el Estado. “El cine nos da una ventana a los pueblos postergados, a las comunidades originarias para poder expresarnos libremente. Están pretendiendo vetar el apoyo del Estado al cine en lenguas originarias y eso conduce a que solo pueda existir injerencia extranjera o solo obras en lengua castellana, y eso sería una fatalidad para el desarrollo de la cultura misma del Perú. Yo siempre pregono que todas las culturas son importantes, no hay cultura superior ni inferior, más bien, en esa variedad y diferencia está la riqueza cultural. Ese es el propósito por el cual nosotros estamos haciendo nuestras obras. La cuarta será en quechua”, señala. “Y a veces, con el fin de promocionar, solo mostramos lo mejor, pero en el fondo hay problemas. En el mismo Machu Picchu están haciendo paros”.
Óscar Catacora. El destacado cineasta falleció al inicio del rodaje. Foto: difusión.
La repentina muerte de Óscar Catacora a los 34 años, cuando Wiñaypacha había cosechado varios premios internacionales, no fue la única tragedia durante la realización de Yana-Wara. Antes de filmar sus escenas, la talentosa Luz Diana Mamani sufrió la pérdida de su madre. “El día que me dijeron para actuar, fue porque mi mamá estaba embarazada y yo desfilé en vez de ella y me vieron”, nos dice, en la función de estreno de la película. Su madre había firmado la autorización para que actuara y considera que la naturalidad con la que interpreta a la protagonista se la debe a ella.
“Estábamos en Ilave, ella estaba internada y me dijo: ‘Anda, porque a mí no me dejarán salir’. Yo fui sola, fui a conocerlos. Cuando ya era la hora de que dé a luz fue la parte más difícil, se demoró, se complicó. Nació mi hermanita y mi mamá estaba bien, pero luego ya no pudo caminar, fue un mal parto. Mi papá la estaba cuidando en casa y un día llamamos a emergencias. Me quedé rezando y, de repente, llega la noticia de que mi mamá había fallecido. Ella me dio más fuerza para hacer la película. Antes de actuar pensé: ‘Mi mamá aceptó y esto lo voy a hacer por ella. No estará viéndome, pero me está acompañando’. En las partes tristes, tuve que recordarla”.
Escena. Mamani en la piel de Yana-Wara. Foto: difusión.
En el distrito donde vive, Conduriri, no hay escuelas de teatro, pero es a lo que quiere dedicarse. “He hablado con mi papá y pensamos ir a Puno o Arequipa cuando termine el colegio para estudiar actuación. Yana-Wara tiene un mensaje, porque en la vida real se pasa por todo eso. Hay niñas que están en la pobreza y que con una sola vestimenta tienen que estar yendo al colegio, no hay buses y van caminando. Y, pues, hay una reflexión que, a pesar de todo lo que nos pasa, las mujeres no nos rendimos, ¿no? Seguimos adelante contra todo”.
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La productora Cine Aymara Studios tuvo una mención honrosa en el Festival de Cine de Lima. La película se estrenó en el Festival de Málaga, España.
Estreno. La película peruana ingresa a los cines de todo el país el 4 de abril.