La comunidad científica aún espera para vestirse de luto: el Observatorio de Arecibo, en la ciudad homónima de Puerto Rico, está en un trance de agonía porque será demolido. La National Science Foundation (NSF) de los Estados Unidos informó que, el 6 de noviembre, dos cables que sostenían la plataforma metálica del receptor no soportaron más y se rompieron tras 60 años de fundación, según The New York Times.
Por supuesto que la seguridad de los visitantes, trabajadores y residentes se impondrá, pese a la nostalgia generalizada que causa la destrucción del observatorio. Así lo hizo saber para BBC Mundo Sethuraman Panchanathan, mandamás de la NSF, quien expresó: “La decisión es necesaria, aunque desafortunada”.
Ralph Gaume, director de la división de Ciencias Astronómicas de la NSF, contó que todos se preguntaban si los intentos de salvar la construcción rendirían frutos al considerar los riesgos implícitos; sin embargo, manifestó estar a favor de no cruzar la línea entre la hazaña y la desgracia.
La cadena internacional de noticias CNN en español emitió una nota para la televisión el domingo 22 de noviembre. En dichas imágenes un grupo de residentes se mostró consternado como consecuencia de este acontecimiento.
Glendy Álvarez, extrabajadora del centro puertorriqueño erigido hace 57 años (1963), comentó acongojada: “(Es) una pesadilla. Es como si despertáramos de ese sueño hermoso que hemos vivido toda la vida. Repentinamente, abrimos los ojos y no está”. Y no es para menos: ella se había acostumbrado a apreciar la estructura desde el patio de su casa; era parte de su horizonte, una especie de paraíso artificial que la alegraba ni bien amanecía.
“No tener esa vista es muy doloroso. Mi papá trabajó muchísimos años en el observatorio, (también) mi cuñado, yo misma trabajé. Tiene un valor demasiado grande. Es sumamente dolorosa la pérdida de un ícono (...). Para muchos es ciencia; para nosotros, es familia”, prosiguió.
A su vez, el científico Jonathan Friedman, quien laboró 26 años allí, calificó a este hecho como “una muerte en la familia”. “Eso es lo que uno siente, estar al borde de una pérdida así”, detalló. Su esposa Coralis Friedman contó una anécdota de su padre mientras él iba al Observatorio de Arecibo en las noches. “Cuando tiraban el láser, mi mamá me sacaba a caminar hacia el patio, mirábamos al cielo y me decía: ‘Ese es tu papá trabajando’”, dijo en CNN.
“El valor de Arecibo es mucho más profundo que la ciencia, es cultural”, coincidió el Dr. Edgard G. Rivera-Valentín, científico planetario y becario de la NASA.
El 19 de noviembre, el experto publicó un hilo en Twitter con el hashtag #WhatAreciboMeansToMe (Lo que Arecibo significa para mí). En uno de sus mensajes se leyó: “Tengo un recuerdo tan vívido de la primera vez que visité Arecibo. Mi familia me llevó de niño, de unos 4 o 5 años. Estaba asombrado. Esta instalación... ¡estaba en mi patio trasero!”.
En 1965, Gordon H. Pettengill, radioastrónomo estadounidense y profesor emérito del Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos), descubrió mediante el Observatorio de Arecibo que Mercurio realizaba una rotación en 58,7 días (2/3 de su traslación) y no en 88 días como pensaban los científicos.
El 25 de agosto de 1989, el asteroide (4769) Castalia pasó a casi 11 distancias lunares y fue fotografiado por primera vez gracias al radar de Arecibo. De los datos captados se extrajo el modelo tridimensional de aquel objeto espacial.
El primer ejemplo de un púlsar binario también estuvo relacionado a los dotes tecnológicos del telescopio en el año 1974. Dicho estudio permitió ostentar el Premio Nóbel de Física en 1993 a los astrónomos Russell A. Hulse y Joseph H. Taylor.
La página oficial nobelprize.org había destacado en una nota de prensa: “El descubrimiento del primer púlsar binario es principalmente de gran importancia para la astrofísica y la física gravitacional. La gravedad es la fuerza natural más antigua conocida, de la que somos más conscientes en la vida diaria (...). El descubrimiento de Hulse y Taylor en 1974 del primer púlsar binario, llamado PSR 1913 + 16 (PSR significa púlsar y 1913 + 16 especifica la posición del púlsar en el cielo), provocó una revolución en el campo”.
Tampoco podemos olvidar el envío del denominado ‘mensaje de Arecibo’ a través de ondas de radio el 16 de noviembre de 1974. Este ‘alarido’ hacia el espacio estuvo a cargo de Frank Drake, pionero del proyecto SETI (Búsqueda de inteligencia extraterrestre) en 2003, y Carl Sagan, celebérrimo cosmólogo y divulgador científico, también conocido por conducir el legendario programa Cosmos.
Mensaje de Arecibo. De ser captado por extraterrestres, ellos sabrían de qué elementos químicos estamos hechos y dónde nos ubicamos en el vecindario de la Vía Láctea | Foto: Difusión / Wikipedia
El potente ‘mensaje de Arecibo’ acunaba consigo información valiosa desde Puerto Rico con dirección a los confines del cúmulo globular de Hércules, a 25.000 años luz de la Tierra.
Tan solo en 1.679 bits, las ondas representaban siete tópicos (ver la imagen superior):
En cuanto a su uso en proyectos cinematográficos, el Observatorio de Arecibo apareció en la pantalla grande a través de la película de ciencia ficción Contacto (1997), protagonizada por Jodie Foster y basada en el libro homónimo de Carl Sagan. De igual modo, formó parte de la escenografía de Species, cinta de 1995, donde se mencionó el éxito ficticio de SETI.
El Observatorio de Arecibo fue pieza clave para darle un ambientación profunda a la película Contacto | Fotocapturas: película Contacto
El legado del radiotelescopio más famoso de Puerto Rico y tal vez de todo el mundo estará tatuado en la historia de la humanidad, aunque no sepamos aún si sus administradores planean reemplazarlo por otro. Lo cierto es que las siguientes generaciones de astrónomos y expertos ligados a la ciencia verán en la estructura centroamericana a una inspiración sin igual.