Dinamarca liberó este martes al defensor de las ballenas Paul Watson tras casi cinco meses de detención provisional al negarse a extraditarle a Japón, cuya justicia lo reclama por una acción contra un ballenero en 2010.
"Mi detención ha centrado la atención internacional en las continuas operaciones de caza ilegal de ballenas por Japón", dijo Watson en una videoconferencia con AFP en la que aseguró estar "muy en forma" para su "primer día de libertad en cinco meses".
"Estos cinco meses han sido una extensión de la campaña" contra la caza de ballenas, agregó el activista de 74 años, de nacionalidad estadounidense y canadiense, fundador de Sea Shepherd y de la Fundación Capitán Paul Watson (CPWF).
Watson fue arrestado en Nuuk, la capital de Groenlandia, una isla autónoma que pertenece a Dinamarca, el 21 de julio tras la reactivación de una solicitud emitida por Japón en 2012 a través de una notificación roja de Interpol.
Las autoridades japonesas lo acusan de ser corresponsable de daños y lesiones a bordo de un barco ballenero japonés en 2010, como parte de una campaña de la organización Sea Shepherd.
"Tienen la audacia de acusarme de algo menor. Mi verdadero crimen fue denunciar sus operaciones ilegales", dijo Watson, que cuando fue arrestado en julio se dirigía con su barco "John Paul DeJoria" a interceptar un barco ballenero japonés.
Japón no reaccionó por el momento a su liberación.
Dinamarca justificó su decisión por la duración de la detención de Watson tras su arresto en julio y el tiempo que tomaría una posible extradición a Japón, según la decisión consultada por AFP.
"Japón intentó silenciar a un hombre cuyo único crimen es haber denunciado la ilegalidad de la masacre industrial disfrazada de investigación científica", dijo uno de sus abogados, François Zimeray.
Watson "podrá reanudar su acción por el respeto a la naturaleza, que también es una lucha por la humanidad y la justicia", agregó.
Por su parte la directora de Sea Shepherd Francia, Lamya Essemlali, dijo hablando junto a Watson después de su liberación que se había preparado "para lo peor, para pelear, incluso para sacarlo de Japón si fuera necesario."
Por el momento Watson tiene previsto regresar a Francia, donde vive su familia. "Eso es lo que tengo en mente ahora. Y es bueno estar allí antes de Navidad porque no los he visto desde junio".
"Sin embargo, la lucha no ha terminado", aseguró Jean Tamalet, de King & Spalding, uno de sus abogados, explicando que van a impugnar el aviso rojo de Interpol y la orden de arresto japonesa "para asegurarnos de que el capitán Paul Watson pueda viajar por todo el mundo nuevamente, con total serenidad".
La detención del activista, que lleva cerca de cincuenta años dedicados a la defensa de las ballenas y es conocido por sus acciones mediáticas, recibió el apoyo de Francia para que Dinamarca no lo extraditara.
"La movilización colectiva ha dado sus frutos", dijo en la red X la ministra francesa para la Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher.
Los abogados de Watson critican en particular la falibilidad del sistema judicial japonés. Según François Zimeray, en "Japón, hay presunción de culpabilidad". "Los fiscales se enorgullecen de anunciar que tienen una tasa de condenas del 99,6%", afirmó.
Sin embargo el gobierno de Dinamarca ha tomado distancias con estas afirmaciones.
"Esta decisión no significa que Dinamarca comparta las preocupaciones que se han expresado en ciertos círculos sobre el sistema legal japonés y la protección de los derechos humanos en Japón en relación con este caso específico", dijo el Ministro de Justicia danés, Peter Hummelgaard, en un comunicado.
cbw/ef/an/pc