"Es un poco el alma de los pilotos, lo que les representa realmente": elemento esencial en la protección de los pilotos de MotoGP, el casco se ha convertido en un estandarte para reafirmarse en su estilo y diferenciarse de los rivales.
El casco es tan importante en la categoría reina del motociclismo de velocidad que los pilotos acuden incluso con ellos a las conferencias de prensa y los exhiben como si fueran un trofeo más, algo que no ocurre por ejemplo en la Fórmula 1, el equivalente en autos.
"Es el elemento más personal de un piloto, mucho más que el mono. Es lo único que puedo personalizar, por eso es tan importante para mí", explica a la AFP el piloto francés Fabio Quartararo, campeón del mundo en 2021.
"Cada año creo que hacemos cascos más bonitos, cada vez más personalizados, ediciones especiales, cosas que a mí me gustan. Creo que es un elemento muy personal y que encarna realmente la imagen del piloto", añade el francés.
Apodado 'El Diablo', Quartararo exhibe orgullosamente una cabeza de demonio en la parte superior de su casco y su número fetiche, el 20, personalizado con unos cuernos de diablo.
Con el paso del tiempo, el casco se ha convertido casi en un accesorio de moda, especialmente entre los pilotos más jóvenes.
"Algunos son muy 'fashionistas', quieren que su casco sea tendencia. Pero los pilotos quieren sobre todo desmarcarse todo lo posible de los otros. Desean que el casco exprese lo mejor posible lo que son, quieren realmente transmitir algo diferente a través del caso", explica a la AFP el francés Michaël Rivoire, que trabaja en el 'paddock' desde hace 16 años para el fabricante japonés de cascos Shoei.
"Por ello es muy importante aceptar todo lo posible sus demandas. Por ejemplo, Marc Márquez, con quien trabajo desde hace 15 años, sabe muy bien lo que quiere, como debe dibujarse. Pero no es el caso de todo el mundo", añade.
Entre una temporada y otra, Rivoire pasa horas discutiendo con los pilotos y sus equipos para así transmitir sus deseos de la manera más precisa a los diseñadores y pintores encargados de lo que podría considerarse una obra de arte única.
Uno de los pilotos a los que equipa en MotoGP le hace ganar un tiempo precioso: el italiano Fabio Di Giannantonio realiza él mismo sus diseños y crea toda la decoración de sus cascos.
A veces, Rivoire, que también se ocupa de jóvenes pilotos de Moto2 y Moto3, se ve obligado a rechazar peticiones alocadas. "Una vez, los motivos eran demasiado religiosos y no estamos aquí para hacer proselitismo. Otro quería una mujer desnuda en su caso, por lo que no era posible. Otra vez, aunque era feo, accedimos a la demanda de un piloto que quiso poner una paella en su casco con motivo de la última carrera en Valencia", recuerda.
Algunos pilotos, en cambio, son más convencionales en el diseño de sus cascos, fabricados principalmente de fibra de vidrio, pensando 1,4 kilos y que cuestan unos 1.000 euros.
"Antes daba mucha importancia al diseño, mucho menos ahora porque todo va demasiado rápido y hay que cambiar de decoración a menudo para tratar de impulsar las ventas", explica a la AFP el otro piloto francés de la parrilla, Johan Zarco, que trabaja con la marca francesa Shark.
"Estoy contento cuando mi casco es bonito, pero sé que no va a influir en mis resultados y, con el tiempo, te sacas de encima las supersticiones", concluye Zarco, que a sus 34 años es uno de los más veteranos de la parrilla.
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