El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, reivindicó el sábado "la voz de las calles" sobre "la voz de los mercados" ante cientos de activistas de izquierda reunidos a dos días de la cumbre del G20 en Rio de Janeiro.
El mandatario izquierdista recibirá el lunes y martes a los líderes de las mayores economías mundiales, entre ellos el presidente estadounidense, Joe Biden, y el chino, Xi Jinping, en momentos de alta tensión geopolítica, por los conflictos en Oriente Medio y Ucrania.
En el cierre del evento paralelo G20 Social, Lula, un exsindicalista de 79 años, instó a la sociedad civil a "gritar" y "protestar" si los dirigentes no cumplen los compromisos adoptados en el G20 o en cualquier foro internacional.
"Si nosotros, como líderes, no asumimos, ustedes son los que tienen que marcar la diferencia. Griten, protesten, exijan, porque sino las cosas no sucederán", exhortó.
En un encendido discurso, dijo que el "neoliberalismo ha empeorado la desigualdad económica y política que hoy azota a las democracias".
"Los gobiernos deben romper con la disonancia cada vez mayor entre la voz de los mercados y la voz de las calles", dijo, a dos días de recibir también al argentino Javier Milei, un ultraliberal y gran aliado del presidente electo estadounidense Donald Trump.
Desde el jueves, miles de indígenas, campesinos, jóvenes de favelas, estudiantes y activistas LGBTI participaron en masivas asambleas en enormes hangares cerca del puerto de Rio, en el centro de la 'Cidade Maravilhosa'.
El sábado, entregaron a Lula un documento con sus demandas para el G20, cuyos miembros representan 85% del PIB global y tres cuartas partes del comercio mundial.
En el texto, urgen a la dirigencia mundial a asumir "compromisos ambiciosos" y "actuar con determinación" para acabar con el hambre y salvar al planeta frente al calentamiento, imponer un impuesto a los superricos y regular la desinformación.
El documento de la G20 Social también llama a enfrentar el cambio climático, "respetando la ciencia y los conocimientos tradicionales de los pueblos".
Insta a sustituir los combustibles fósiles por una economía baja en carbono e impulsar un fondo de preservación de bosques tropicales, una propuesta de Brasil que beneficiaría a unos 80 países.
Mientras las negociaciones avanzan con dificultad en la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, Lula dijo que 2025 será el momento en que la Amazonia "le hable al mundo", cuando Brasil albergue la siguiente conferencia sobre cambio climático.
"Los países ricos tienen que ayudar a financiar la protección de nuestra selva", dijo el sábado Lula, que busca erigirse como líder mundial en la lucha medioambiental.
Previamente, abordó el asunto con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
En el encuentro bilateral a puerta cerrada en el Fuerte de Copacabana, ambos reiteraron la necesidad de "aumentar la ambición para asegurar el éxito de la COP29 y la COP30", dijo el portavoz de Guterres en un comunicado.
También reforzaron el compromiso "con las emisiones de carbono alineadas con los 1,5 °C" de temperatura global respecto a los niveles preindustriales, el objetivo del Acuerdo de París.
Un inesperado protagonismo recayó en la primera dama brasileña, Rosangela "Janja" da Silva, que insultó a Elon Musk, el multimillonario dueño de la red social X con una historia complicada en Brasil por su cercanía con el rival de Lula, el expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, y sus roces con la corte suprema en torno a los límites de la libertad de expresión.
Mientras hablaba durante un panel sobre desinformación, "Janja" pareció asustarse con un sonido y se agachó. "Creo que es Elon Musk", dijo. Y al levantarse agregó: "Yo no tengo miedo de ti, inclusive. ¡Fuck you (Jódete, ndlr), Elon Musk!".
El magnate respondió con risas en X en un mensaje dirigido al bando del presidente brasileño: "van a perder la próxima elección".
Cientos de personas, algunos con tradicionales pañuelos árabes, marcharon el sábado en apoyo a los palestinos, una movilización vigilada por decenas de policías y soldados desplegados para garantizar la seguridad de los mandatario que arribarán en Rio de Janeiro.
"Estamos aquí para hacer un contraste a la cumbre del G20", dijo Tania Arantes, de 60 años, integrante de uno de los sindicatos brasileños que convocó la protesta.
El conflicto en Oriente Medio es uno de los temas espinosos que puede amargar las negociaciones de cara a una declaración común en esta cumbre del G20.
ll/rsr/ag
undefined