Agencias

Tras el boxeo en los Juegos, el deporte no ha cerrado el debate sobre el género


Los títulos olímpicos de las boxeadoras Imane Khelif y Lin Yu-ting en los Juegos Olímpicos de París han reavivado la controversia sobre el género en el deporte, que promete ser un asunto candente en la carrera a la presidencia del COI en 2025.

- ¿Qué ocurrió en los Juegos Olímpicos? -

Al organizar el torneo olímpico de boxeo de los Juegos-2024 después de haber suspendido a la Federación Internacional (IBA) por problemas de gobernanza, el COI estableció una requisito simple: un pasaporte que atestiguase el género femenino permitiría competir como mujer.

Pero en plena competición, la IBA afirmó que dos participantes, la argelina Imane Khelif (-66 kg) y la taiwanesa Lin Yu-ting (-57 kg), habían sido excluidas de los Mundiales de 2023 por no haber superado un "test de determinación de su género".

Sin que los resultados de los estudios fueran concluyentes, la IBA argumentó que las dos púgiles portaban cromosomas XY: una prueba de masculinidad, interpretó la instancia, pero también una forma entre otras de "diferencia de desarrollo sexual" (DDS) (antiguamente llamada intersexualidad o hiperandrogenismo) y que puede manifestarse también por una tasa de testosterona naturalmente superior a la media femenina, como en el caso de la atleta sudafricana Caster Semenya.

Desde la Primera Ministra italiana Giorgia Meloni al entonces candidato republicano a la presidencia estadounidense, Donald Trump, el caso provocó una polémica de gran alcance y una oleada de hostilidad en redes sociales. Pero las dos boxeadora se colgaron la medalla de oro en sus categorías.

- Un debate más allá del boxeo -

A comienzos de agosto, en plena controversia, el dirigente del atletismo mundial Sebastian Coe, reprochó al COI que no mantuviese "una posición clara" sobre el acceso a las competiciones femeninas para no encontrarse "con este tipo de situaciones.

La leyenda británica del mediofondo figura también entre los siete candidatos a la sucesión del alemán Thomas Bach al frente de la instancia olímpica.

Y en una entrevista a la AFP en noviembre, hizo del asunto del género una de las claves para el escrutinio (programado del 18 al 21 de marzo de 2025 en Grecia): "Si no lo protegemos (...) corremos el riesgo de perder el deporte femenino", afirmó.

No obstante, Coe no precisa cuáles son sus ejes sobre el asunto, aunque estima que el COI debe "imponer" un marco a las federaciones internacionales.

Pero la organización con sede en Lausana renunció a hacerlo a finales de 2021, dando a las federaciones una serie de recomendaciones para establecer sus propios reglamentos y criterios en función de las particularidades de cada disciplina.

- ¿Qué tratamiento reciben los deportistas hiperandrógenos y transgénero? -

Si el acceso a las competiciones masculinas nunca ha presentado obstáculos, la protección del deporte femenino es objeto de diferentes reglamentos desde hace décadas.

En ellos se establecen los parámetros para definir a las deportistas 'DDS', consideradas como de sexo femenino desde su nacimiento, pero que presentan de forma natural un exceso de hormonas masculinas susceptible de influir en su rendimiento, y a las mujeres transgénero.

World Athletics, que reforzó sus reglas después del triunfo de Caster Semenya en los 800 m de los Juegos Olímpicos-2008, exige que las corredoras DDS tomen un tratamiento para llevar su tasa de testosterona por debajo de los 2.5 nmol/L, y excluye desde 2023 a las atletas transgénero de las competiciones femeninas si realizaron su transición después de la pubertad, un criterio idéntico al de las federaciones internacionales de natación y de ciclismo.

Pero numerosas instancias no tienen ninguna regla específica de elegibilidad, como la gimnasia, el judo o el tiro. Entre otras cosas porque ningún dato demuestra que las DDS o una transición de género ofrecen una "ventaja desproporcionada" en el rendimiento. Ese es el criterio sugerido desde 2021 por el COI.

A esa diversidad de situaciones se añade un aspecto que se ha vuelto fundamental en el debate: la conciliación de la equidad deportiva con los principios de no discriminación y respeto de la vida privada, bajo control judicial.

Caster Semenya conquistó en julio de 2023 una primera victoria ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que reexaminó su caso el pasado mes de mayo y que ofrecerá el próximo año su esperado fallo.

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