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Nuevas vacunas, buena noticia y nueva crisis, por Adriana Urrutia y Gabriel Carrasco

“La vacuna R21/Matrix-M para la malaria se suma a la vacuna RTS,S/AS01 aprobada por el mismo comité el 2021. Ambas vacunas comparten el mismo antígeno...”

El desarrollo de vacunas y su uso para combatir enfermedades infecciosas está teniendo importantes avances a nivel mundial. El 2 de octubre, el Premio Nobel de Medicina 2023 fue entregado a Katalin Karikó y Drew Weissman, descubridores de la tecnología usada en las vacunas de Pfizer y Moderna contra la COVID-19. Se estima que este descubrimiento salvó 20 millones de vidas en su primer año de utilización (Watson et al. 2022) y fue la herramienta decisiva ante una crisis en la que, como sociedad global, estuvimos completamente desprotegidos y de la que, aparentemente, hemos aprendido poco.

Una noticia, menos celebrada, pero más relevante para hacer frente a la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI —el cambio climático— ocurrió, coincidentemente, el mismo 2 de octubre. En esa fecha, la Organización Mundial de la Salud anunció que el Grupo Estratégico Consultivo de Expertos en inmunizaciones (SAGE por sus siglas en inglés) y la Dirección General aconsejaron el uso de, entre otras, dos vacunas que podrían cambiar el rostro de las enfermedades transmitidas por mosquitos —y sensibles al clima— en el mundo y nuestro país. La primera es la vacuna R21/Matrix-M contra la malaria y la segunda, la vacuna TAK-003 contra el dengue. Si tomamos en conjunto ambas enfermedades, se estima que 8.400 millones de personas a nivel mundial podrían estar en riesgo de contraerlas para finales de siglo si las emisiones siguen aumentando a los puntos actuales, según Colón-González y colaboradores.

La vacuna R21/Matrix-M para la malaria se suma a la vacuna RTS,S/AS01 aprobada por el mismo comité el 2021. Ambas vacunas comparten el mismo antígeno, sin embargo, la nueva vacuna requiere de dosis menores, por lo que es más rápida y fácil de producir en comparación de su antecesora. La gran demanda global por estas vacunas hace que proveerlas y desplegarlas recién vaya a ser posible el 2024. Por su parte, la vacuna TAK-003 contra el dengue, desarrollada por Takeda, ha demostrado eficacia contra los cuatro serotipos del virus en niños y adolescentes de 4 a 16 años que han tenido exposición previa al virus en países endémicos. La vacuna TAK-003 se suma a otra, llamada Dengvaxia, la cual ha presentado serias complicaciones durante su desarrollo e implementación.

El cambio climático representa en sí mismo un desafío para garantizar la vacunación. Por un lado, se requiere prevenir con vacunas aquellas enfermedades que resultan del impacto en el clima para las que se cuenta con esa tecnología. Por otro, los cambios en el clima van a incrementar las brechas territoriales de acceso a las vacunas. Es necesario redoblar esfuerzos para garantizar la vacunación universal y evitar que la brecha siga creciendo en nuestro país, como nuestro aporte a un esfuerzo mundial.