Acusar a Susana Villarán, a Vladimiro Huaroc y a otros de traición explica poco o nada su veletismo político. La falla de esta explicación radica en este supuesto falso: los factores individuales explican su conducta política porque todo el resto (instituciones, partidos, sociedad, estado, etc) marcha más o menos bien y no explica la traición. Hay, por cierto, una responsabilidad individual en la apuesta escogida, pero ella explica poco o nada porque las explicaciones de fondo están en otro lado. A Susana no la querían ni las derechas ni las izquierdas. Las derechas no la querían porque era de izquierdas y estas no la querían porque no compartía “los principios” de sus pequeñas capillas. En esto hay un extraño parecido de Susana con el gobierno de Humala. El personalismo, el veletismo, el transfuguismo, la volatilidad de los electores, los partidos y los gabinetes y de la política en general no se explican por la traición de los individuos. Esta es una explicación liberal muy limitada. Las ciencias sociales y políticas han propuesto otras explicaciones, algunas más consistentes que otras: la crisis de las instituciones, la debilidad (o inexistencia) de los partidos, la informalidad social, las fallas estructurales del Estado, las relaciones entre la economía y la política. La profunda crisis de las instituciones en el Perú y en otros países de AL afecta la organización y la marcha de la política. Algunos la reducen al sistema electoral y creen que haciendo algunos pequeños cambios en él la política se puede recomponer. Otros la extienden a los partidos y algunas de sus características (votación preferencial, financiamiento) y piensan que reformándolos la cosa puede mejorar. La crisis parece ser más profunda que eso. Lo que está en discusión hoy es la crisis de los sistemas partidarios de representación y su reemplazo por lo que Manin ha llamado la representación de audiencia y los cambios en el formato de los partidos que eso implica. Nadie plantea un cambio en el presidencialismo parlamentarizado que es uno de los factores institucionales de los problemas de gobernabilidad en el Perú. En el campo de las instituciones el problema no es solo de diseño minimalista que proponen algunas ONG y los organismos electorales sino también –y sobre todo– de agencia, esto es, de los actores que pueden hacer las reformas institucionales puesto que el Congreso es incapaz de hacerlas. Si se resolvieran el problema del diseño institucional y el de agencia y se cambiara la forma de gobierno, la política funcionaría mejor, sin duda, pero su alcance sería limitado porque hay factores estructurales que las instituciones por sí solas no pueden resolver: la informalidad económica y social (no solo jurídica), las fallas estructurales del Estado y la relación entre la economía y la política. Dejo para otro artículo la explicación estructural de la volatilidad de la política en el Perú y en AL. Ahora solo quiero sostener que la volatilidad de la política, de las instituciones, de los partidos son factores explicativos de la conducta veleidosa de algunos políticos de mayor alcance que la supuesta traición de los principios inmaculados de las organizaciones partidarias.