La crisis política interminable en la que se ha convertido el Gobierno de Dina Boluarte tuvo ayer otro capítulo, escenificado en el Congreso. Un inmerecido permiso de salida para viajar al Vaticano fue el broche con el que se perpetúa el pacto infame que conforman, entre otros, APP de César Acuña, Perú Libre de Vladimir Cerrón, Fuerza Popular de Keiko Fujimori y la actual mandataria.
Las discusiones y entredichos que en realidad son una cortina para la platea ocultaron una nueva repartija de puestos en el Ejecutivo, esta vez los estratégicos PCM y el MEF. El primero de ellos está en manos de Eduardo Arana, ministro de Justicia y más conocido por sus vínculos con ‘Los Cuellos Blancos’, en especial con el fugado exjuez supremo Hinostrosa, quien operó para entregar la maquinaria judicial a Fuerza Popular.
El segundo es Raúl Pérez-Reyes, un ministro que ha fracasado a cargo de Producción —por las autorizaciones de pesca consideradas depredatorias— y también al frente del MTC —por las idas y venidas en la inauguración del nuevo aeropuerto— y las caídas de los puentes por falta de control y mantenimiento.
Ahora, Pérez-Reyes tendrá que dirigir el MEF. Ha pesado, sin duda, la relación amical de su esposa con Keiko Fujimori, razón por la que los analistas señalan que se trata de una designación más propuesta por Fuerza Popular y aceptada por Boluarte.
Este nuevo sainete ha dejado en claro que las alianzas corruptas siguen firmes y que las cabezas de Salardi y de Adrianzén se han canjeado por un ticket de ida y vuelta a Italia. Habría que advertir que por más fotos para lucir el nuevo rostro que se haga Dina Boluarte en la Capilla Sixtina o en la plaza de San Marcos, no podemos olvidar que hay 49 familias peruanas que aún claman por justicia y reparación.