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La terrible historia de 26 niños que lograron salvarse tras ser secuestrados y enterrados vivos

Las víctimas aún reconocen tener traumas, mientras que uno de los tres secuestradores está esperando obtener su libertad condicional. La próxima audiencia de Frederick Woods será este 2024.

Los hermanos Richard y James Schoenfeld ya consiguieron su libertad condicional, mientras a Woods se le ha negado 17 veces. Foto: composición de Jazmin Ceras/La República/CNN - Video: Telemundo
Los hermanos Richard y James Schoenfeld ya consiguieron su libertad condicional, mientras a Woods se le ha negado 17 veces. Foto: composición de Jazmin Ceras/La República/CNN - Video: Telemundo

En julio de 1976, sucedió uno de los secuestros masivos más grandes y polémicos de Estados Unidos. Era el último día de clases de verano en la escuela, cuando un grupo de 26 niños, entre 5 y 14 años, fue secuestrado junto al conductor del autobús escolar en el que se encontraban.

Tres hombres enmascarados y con armas de fuego los trasladaron a un par de camionetas hacia Livermore, donde fueron enterrados vivos. Afortunadamente, y debido al mínimo descuido de los secuestradores, los niños y el conductor lograron escapar. Varias décadas después, los ahora adultos han confesado aún tener traumas. ¿Pero cómo fue realmente la historia de ese masivo secuestro?

Plan de secuestro

Era verano en Chowchilla, California, los estudiantes esperaban ansiosos terminar las clases y disfrutar sus vacaciones. Un grupo de 26 niños se dirigieron al autobús escolar para regresar a casa con sus familias; sin embargo, nunca imaginaron que el panorama se volvería aterrador.

Todo iba bien hasta que repentinamente una furgoneta se descompone, bloqueando así la carretera. En ese momento, tres hombres, identificados como Frederick Woods y los hermanos Richard y James Schoenfeld, esperaban en la puerta de la movilidad para realizar su plan de secuestro con armas y enmascarados.

 Noticia del secuestro de la década 70 en Estados Unidos. Foto: Debate<br>

Noticia del secuestro de la década 70 en Estados Unidos. Foto: Debate

Los niños y el conductor, identificado como Edward Ray, totalmente asustados, siguieron las indicaciones de los secuestrados. “Solo recuerdo que alguna vez nos dijeron que nos callásemos y estuviéramos tranquilos”, dijo Carrejo Labendeira, uno de los niños secuestrados en 1976.

Fueron reubicados en otros buses, incluyendo al conductor, y trasladados durante 11 horas en el intenso calor hasta una cantera cerca de Livermore, a unos 160 kilómetros al norte de Chowchilla, California. Ahí, los tres hombres les preguntaron a todos sus nombres, edad, número de teléfono y dirección. Asimismo, tomaron algunas de sus prendas y/o pertenencias.

Los secuestradores ordenaron enterrar a todas las víctimas en una camioneta oculta. Foto: composición LR / Clarín

Los secuestradores ordenaron enterrar a todas las víctimas en una camioneta oculta. Foto: composición LR / Clarín

No obstante, surgía la interrogante: ¿por qué fueron secuestrados? Ninguno de los hombres lo reveló.

El plan continuaba. Ya era noche, cuando los secuestradores ordenaron enterrar a todas las víctimas en una camioneta oculta. “Estaba enterrado en la tierra. Era como una tumba. Era como un ataúd. Como un ataúd gigante para todos nosotros”, relató Lynda Carrejo Labendeira.

Uno por uno tuvo que descender por una escalera hacia la parte trasera de la camioneta, donde estuvieron durante 16 horas sin comer bien y con cero ventilación. Era una situación insoportable, por lo que sus vidas estaban realmente en peligro.

Minutos después, el conductor y el niño mayor del grupo idearon un plan de fuga o salvación, en este caso: colocaron los colchones uno por uno tan alto como podían y cavaron en el techo de la camioneta, a través de una placa de metal. Los secuestradores estaban durmiendo, por lo que no se percataron de ello. Fue así como las víctimas lograron huir y sobrevivir. ¿Pero quiénes eran estos hombres?

Los secuestradores

Los secuestradores Frederick Woods y los hermanos Richard y James Schoenfeld después de 35 años del caso. Foto: Clarín

Los secuestradores Frederick Woods y los hermanos Richard y James Schoenfeld después de 35 años del caso. Foto: Clarín

Frederick Woods y los hermanos Richard y James Schoenfeld fueron detenidos 14 días después de la huida de las víctimas, gracias al FBI, y condenados a cadena perpetua y sin opción de tener libertad condicional. No obstante, en 1981, eso cambió.

Los tres hombres provenían de familiares millonarias, por lo que es extraño que hayan realizado un plan de secuestro y, además, que hayan solicitado una recompensa de 5 millones de dólares a la policía de Chowchilla.

En el 2012, Richard Schoenfeld obtuvo la libertad condicional, mientras que su hermano lo consiguió en 2015.

Con respecto a Woods, quien ya tiene 70 años, el gobernador de California, Gavin Newsom, solicitó la reconsideración de darle la libertad condicional, argumentando también que no se cometió asesinato.

Woods ha intentado tener la libertad condicional, pero fue denegada 17 veces. El hombre pidió disculpas y declaró sentir “empatía que entonces no sentí” por las víctimas de su secuestro.

“Mi carácter ha cambiado desde entonces. Tenía 24 años. Ahora entiendo totalmente el terror y el trauma que causé. Asumo la responsabilidad de ese acto abominable”, concluyó en su última audiencia.

Su próxima audiencia está programada para el 2024.

Décadas después

En el 2015, el medio americano CNN contactó a las víctimas, quienes ya tienen entre 40 y 50 años, con el fin de obtener sus declaraciones a décadas del secuestro.

A varios de ellos, como Jennifer Brown Hyde, quien tenía solo nueve años en 1976, la experiencia todavía los atormenta.

“No es normal que alguien que tiene casi 50 años tenga miedo a la oscuridad”, dijo Brown Hyde, quien agregó que aún duerme con la luz prendida y tiene pesadillas crónicas.

Algunas de las víctimas sufren de claustrofobia y afirman que la historia del secuestro incluso ha afectado a sus propios hijos.

Redactora web de la sección Mundo del diario La República. Experiencia en redacción y en corrección de estilo de artículos científicos.